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Mostrando entradas de septiembre, 2016

Cien años de Perdón

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Mientras en el Congreso siguen tratando de clausurar el mandato político con mayor número de casos de corrupción de la historia de la Democracia española, la cinematografía patria parece haber encontrado en el thriller el perfecto catalizador para despertar al fin de ese letargo que le hacía reaccionar con torpeza y pudor a su realidad circundante. Enrocado en un revisionismo histórico perezoso, el cine español se ha mostrado tradicionalmente incapaz de atender a la realidad social del momento sin salirse de las vías de un desgastado modelo de cine social de brocha gorda que nunca entendió que la forma también es fondo. Aún más, y más alarmante, resulta vislumbrar que en la eterna marejada de la cuestión del “cine español” pesaba hasta hace poco una especie de "pacto de no agresión" por el cual, en pos de una industria unificada, se habría de apostar por un cine comercial apolítico y conciliador; una auténtica pantomima que, por omisión, no hacía sino reflejar una ideologí

Michael Clayton

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              Excelente película sobre el género de intriga-suspense. Centrada en la mierda tan espantosa que anida en una gran firma de abogados, de esas que por ganar mucho dinero defienden a las grandes corporaciones de canallas y desalmados, sabiendo que lo son y sin la más mínima conciencia. El dinero lo compra todo y estas cloacas o bufetes de la abogacía, son templos donde al único que se adora es al dios Mammón.               Michael Clayton" es un film a ratos intrigante y a ratos cansino, nuevo ejercicio de George Clooney por reivindicarse como actor serio (o de films de temática seria). En cambio, el célebre actor todavía no puede evitar que su careto ocupe todo el cartel de la película buscando la comercialidad. Lo que aquí se cocina es un nuevo film sobre la integridad, la responsabilidad de hacer lo correcto frente a la corrupción en el complejo mundo de la abogacía y la empresa moderna. Es decir, no es una película para ver con los niños en el cine. E

Café Society

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Woody Allen sigue siendo un genio por pura inercia. Desde la magnífica Match Point (2005), el neoyorquino nos ha regalado una irregular colección de películas que, aun estando por encima de la imaginativa del Hollywood actual, no alcanza en ningún caso la excelencia, convirtiéndose, cada una de las obras que la componen, en “la nueva película de Woody Allen” y perdiendo, de algún modo, su valor intrínseco más allá de la autoría del que las concibe. Por momentos, Café Society cae en el tedio parsimonioso de la narrativa del Woody Allen más relajado y ligero, ese que parece dejarse llevar por la autoimpuesta necesidad de hacer una película cada año (desde finales de los 60 no concibe faltar a su cita con el cine). Y lo hace a pesar de contar con una ambientación sensacional de los años 30, gracias al eminente trabajo de Santo Loquasto, su fiel diseñador de producción; y a la bellísima fotografía de Vittorio Storaro, que encaja a la perfección con el tono que imprime Allen en la