El lector impertinente

  El director de 'Tres anuncios en las afueras'  convierte su nueva película en la más salvaje reflexión  sobre la vida, la muerte, el alcohol e Irlanda.  Todo en uno   Sigue siendo válida la definición de la comedia que ofreció en su momento Mack Sennett y que, de tanto en tanto, le gustaba recordar a Chaplin. Una comedia es cuando alguien se cae en una zanja y se mata, decía. Y añadía para despejar dudas: "Tragedia es que te salga un padrastro". Para aclararnos, la comedia (la que importa) siempre vive muy cerca de lo inevitable, de lo desesperado, de lo que a fuerza de terrible acaba por ser irremediable. Las risas más extravagantes y sinceras siempre surgen en el cansancio de los velatorios, cuando ya nada tiene remedio. Es así. 'Almas en pena de Inisherin', del director y dramaturgo irlandés (o casi) Martin McDonagh, es esencialmente comedia. Y lo es de manera tan negra, desengañada, oscura y, dado el caso, demoledora que no queda otra que rendirse.

  Recuerdo la novela de Torcuato Luca de Tena como una de las más apasionantes que he leído. Muy centrada en la psicología de los personajes a la par que realista en el entorno de un hospital psiquiátrico. Un personaje femenino protagonista realmente arrebatador a la par que ambiguo en su forma de ser, y una trama que captura y confunde al lector de forma que hasta casi el final no es capaz de decidir si la verdad es de locura o la locura es de verdad. También llega a ser entrañable y asombroso el desarrollo de muchos de los pacientes del psiquiátrico.   Esta película que adapta la novela no es completamente fiel y se centra más en la intriga y el thriller que en los perfiles psicológicos y el desarrollo dramático de más personajes. La frase que da título a novela y película en esta última se le atribuye al director del hospital, en la novela era uno de los locos el que titubeando entre sollozos la decía. El final de la novela también es más hermoso, tranquilo pero cargado de muc