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Mostrando entradas de abril, 2018

Une chance de trop (Última oportunidad)

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  No he leído la novela de Harlan Coben en la que se basa esta serie, pero, visto lo visto, creo que no perderé una semana de mi vida con su lectura y la dedicaré a otras actividades más provechosas, no sé, quizás pasarme un videojuego o a hacerme un cursillo de calceta. Claro que también puede ser que el libro sea una obra maestra (al fin y al cabo, millones y millones de lectores no pueden estar equivocados, del mismo modo que cientos de miles de millones de moscas no pueden sino tener razón en sus preferencias alimenticias coprófagas) y la culpa de todo sea de la adaptación que los gabachos han hecho de esta novela, convirtiéndola en una miniserie de seis episodios que a lo que parece ha sido un exitazo en Francia... Lo que me lleva a suponer que, una de dos, o nuestros vecinos del norte están mal de la cabeza (lo que visto lo que te cobran por un queso maloliente o por una ensalada no sería del todo descabellado) y se piensan que todo lo que sea francés (preferentemente

La cena

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La locura (en general y en particular: bipolaridad, maniaco depresivo y ciclotímico), el arte de la guerra, la guerra civil norteamericana, la batalla de Gettisburg, la educación, la falta de atención y concentración de los alumnos, la Historia (como enseñanza y estudio), la política (y la vida, que es lo mismo: estrategia), la paternidad, la fraternidad (Abel y Caín reloaded), la falsedad, la amabilidad, el club de las nuevas esposas, la diferencia de edad en la pareja cuando es grande y el dinero y los niños de otras madres y diversos orígenes están de por medio, recaudación de fondos, campañas, jefa de prensa, ayudanta o secretaria, las exesposas, la adopción, el racismo, la riqueza, la pobreza, la indigencia, la peligrosidad de los cajeros de dinero, lo jóvenes mastuerzos (y asesinos, bestias y malnacidos), internet y la infinita estupidez (youtube, facebook, twitter, instagram... ), los móviles y sus cámaras criminales o portátiles, los hijos necios y los padres débiles, el eg

Le chalet

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Nunca he escrito una crítica pero al ver que esta joya no tiene ninguna, no he podido resistirme. Cada mes Netflix nos bombardea con nuevas series y películas que son promocionadas durante un tiempo, pero que al mes siguiente corren el grave peligro de caer en el olvido: No dejes que Le chalet sea una de ellas. Su oscura historia está contada con un ritmo ágil que te impide levantarte del asiento. Los personajes están bien construidos y las interpretaciones resultan creíbles en medio de una historia increíble que, afortunadamente, nos cuentan de manera realista: Nada de dramas tipo "Bobby, ¿estás ahí?", muertes con 10 litros de sangre ni mujeres que corren asustadas por el bosque. Los hechos ocurren de manera rápida, sorprendente y letal, lo cual se agradece en este género que a veces parece tan trillado. Me gustó mucho, la trama es compleja, pero "cierra" perfectamente a medida en que se van aclarando los sucesos y sus protagonistas. Es u

La leyenda de Bagger Vance

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Dicen que el que tuvo retuvo y, Redford tiene una filmografía que merece un respeto como cineasta, ante los que menosprecian esta obra que, es cierto, pues no es de las mejores, seguramente por el casting erróneo, quizás Matt Damon no es el más indicado para el papel, pero no es menos cierto, el tono elegante y sugerente, la sensibilidad con que narra Redford, un film que se postula como una metáfora sobre la vida y la autoestima, mostrando el deporte como motor de la vida. El cine de Redford está poblado de luchadores en busca de una redención y una justicia moral con frecuencia fustigada por una sociedad fría y castradora. Esta fábula romántica abarca los tiempos difíciles del final de la 1ª Guerra mundial y la Depresión económica de 1929 que son como catástrofes naturales e inevitables, presentadas lejos de cualquier circunstancia que las provoque. Todo jugador de golf busca su “swing”, su golpe, el que le distingue de los demás, con el que gana partidos, enca

Una pistola en cada mano.

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Ante todo, hay que decir que “Una pistola en cada mano” no es la “típica” película española, tampoco la “típica” película de Cesc Gay ni el “típico” melodrama que disecciona las diferencias entre hombres y mujeres. Y pese a no ser típico aúna lo mejor de cada género y lo eleva a los altares del entretenimiento inteligente. Porque “Una pistola en cada mano” es una de esas películas independientes que pretenden contar una buena historia y lo hace disfrazándose de película comercial (el impresionante reparto y el tono ligero ayudan a llegar al gran público) y, a pesar de perder esa personalidad de cine independiente, sigue manteniendo las virtudes del buen cine independiente y consigue engañarnos haciéndonos creer lo que no es. Como el niño que se niega a comer potitos y el padre debe hacer el avión para conseguir que su hijo coma. Aquí Cesc Gay usa un tono y nos actores que nos dejan con la boca abierta para que el director nos meta el mensaje por la vía rápida, sin demasi