Trust (La familia de los Getty)
Danny Boyle mete en la coctelera sus excentricidades junto a
las de la familia Getty, las agita con fuerza y convicción y el resultado es
Trust, una serie de diez episodios basada en hechos reales con un secuestro
como hilo conductor en la que más que drama lo que hay es mucho humor negro y
un ritmo desenfrenado. Es lo que se ve en los tres primeros episodios de la
serie de FX que estrenó a finales de marzo pasado HBO España. Llega con la protesta formal bajo el
brazo de parte de los Getty, que no han visto con buenos ojos la imagen que
esta producción da de su familia y su particular estilo de vida.
No es para menos. La biografía y el árbol genealógico de los
Getty tiene mucho de donde tirar para narrar una historia seriada que mantenga
agarrado al espectador. Entre suicidios, muertes trágicas y la creación de un
imperio petrolero para poder contar, la serie de FX opta por uno de los
capítulos más conocidos, macabros y mediáticos, el secuestro en 1973 en Roma de
uno de los nietos del creador de la Getty Oil Co. y hombre más rico del mundo
en los setenta según la revista Forbes. Sí, el episodio es el mismo que plasmó
recientemente Ridley Scott en Todo el dinero del mundo, película estrenada en
España hace menos de un mes y que a última hora cambió a Kevin Spacey por
Christopher Plummer en el papel de Jean Paul Getty.
En la serie de Simon Beaufoy y Danny Boyle, que vuelven a
formar tándem creativo una vez más como guionista y director, el patriarca de
la familia lo interpreta un Donald Sutherland que no pestañea ante la cantidad
de situaciones grotescas en la que ha de meterse por culpa de su personaje. El
Getty que se ve en Trust es un hombre que lo tiene todo. Creó un imperio
petrolero partiendo de la comodidad y la seguridad financiera que da el nacer
en una familia adinerada. Reniega de sus hijos, a los que no considera dignos
herederos de su fortuna. Convive en una espectacular mansión de la campiña
inglesa con un harén compuesto por cuatro mujeres -una de ella interpretada por
la española Verónica Echegui- y una leona y elige compañera cada noche como el
que escoge qué corbata ponerse cada mañana.
Danny Boyle imprime
en esta temporada su marca, su velocidad y su estilo de colores estridentes.
En Getty Senior todo son rarezas, frivolidad, extravagancias
(lo de lavar sus ¿calcetines? a mano cada noche antes de irse a acostar es
digno de estudio psicológico) y un mirar por encima del hombro a todos que lo
convierten en un personaje caricaturesco y tremendamente interesante, aunque a
veces la serie peque de quedarse en el envoltorio y no se anime a profundizar
un poco más en el porqué de ciertas cosas y comportamientos. Es algo que el
ritmo desenfrenado de los tres primeros episodios -a los que HBO ha dado acceso
a los medios antes de su estreno- no permite. Es parte del sello inconfundible
de Danny Boyle, quien dirige este arranque de temporada imprimiéndole su marca,
su velocidad y su estilo de colores estridentes en ocasiones (que sean los
setenta ayuda), escenas que parecen videoclips y pantalla partida.
En su conjunto, y como menciona una de las mujeres de Getty,
Trust es algo así como una tragedia ‘shakespeariana’ sobre una familia con
infinidad de problemas, rencillas entre sus miembros y problemas de
rivalidades, rencores y adicciones que inevitablemente acabará mal. Contribuye
a esta imagen de obra teatral la puesta en escena, el planteamiento de algunos
diálogos y, sobre todo, dos personajes. Uno, un misterioso artista callejero
romano que se gana la vida simulando ser una estatua y que se convierte en el
personaje que todo lo ve y todo lo sabe. Sus apariciones carecen de sentido.
Sirven para hacer avanzar a algunos personajes hacia un lado u otro sin
explicación lógica aparente. Sin embargo, ahí está, sobre su pedestal,
acechando. El otro, encargado de romper la cuarta pared y dirigirse
directamente al público, es el texano James Fletcher Chace (Brendan Fraser),
que aglutina en sí mismo todos los tópicos que se puedan imaginar sobre los
estadounidenses. Su papel es el de solucionador de la familia Getty -lo llaman
jefe de seguridad- y lo que hace es, básicamente, presentarse en Roma para
intentar, a base de mirar a todos por encima del hombro porque es americano y
de fajos de dólares -la lira era poco para él-, solucionar el secuestro del
nieto de su jefe.
En 'Trust', ni siquiera las muertes son dramáticas, por
mucho que la historia se base en hechos reales.
Porque lo que cuenta Trust es la historia de cómo se fraguó
y resolvió el secuestro de Jean Paul Getty III (Harris Dickinson), un joven
alocado, bohemio y drogadicto de 16 años que vivía la vida loca en Roma tras
irse de casa de su madre y que se mete en un lío por una deuda de 6.000
dólares. Lo que la serie de FX plantea en sus inicios es que el nieto del
magnate del petróleo planeó su propio secuestro para sacarle el dinero a su
abuelo. Luego, en algún punto, todo se torció y se convirtió en un secuestro
real muy mediático que duró varios meses y en cuyos primeros compases el
patriarca del clan compareció para decir que no negociaba con secuestradores y
que no pensaba soltar ni un solo dólar por recuperar a su nieto.
Todo eso, ya sabido, lo cuentan Boyle y Beaufoy alejándose
del drama y convirtiendo la historia en una suerte de comedia negra alocada con
mucha música en la que lo esperpéntico y las excentricidades de sus
protagonistas hacen que la tragedia como género no tengan cabida, aunque
permanezca agazapada esperando su oportunidad para dar la cara. En Trust ni
siquiera las muertes son dramáticas, por mucho que la historia se base en
hechos reales. Por cómo está contada y cómo se dibuja a los personajes, estos
parecen tan irreales como sacados de la imaginación del guionista.
Y mientras, la única que parece tener los pies en la tierra
y preocuparse por la suerte que pueda correr el joven Getty es su madre, Gail
Getty (Hilary Swank), que vive en Roma junto a sus otros tres hijos, no tiene
una lira y sí la cruz de una pareja que le sirve poco de apoyo. ¿Y qué pasa con
el Getty que falta entre el abuelo y el nieto? Jean Paul Getty II (Michael
Esper), hijo del primero y padre del segundo, es un fracasado celoso de su
propio hijo que vive en Londres y va por libre.
Por momentos Trust parece más una película de Guy Ritchie
con la estética de Danny Boyle. Es decir, alguien pierde algo que intenta
recuperar y entre medias pasan muchas cosas a cada cual más loca con personajes
excéntricos y caricaturescos. Lo que se pierde en este caso no son diamantes ni
un cuadro, sino un chico de 16 años al que nadie parece querer recuperar para
desesperación de sus captores.
Quizá más adelante, con Boyle lejos de la silla de director
y cuando el secuestro empiece a ser tomado en serio, el tono cambie y pase de
la frivolidad que, por otro lado, tan bien le sienta para desmarcarse, a la
seriedad de lo que realmente ocurrió. La gran pregunta que sobrevuela Trust
desde el inicio y que verbaliza uno de sus protagonistas es, “Cuando has tenido
todo lo que has soñado, ¿qué valoras?”. La respuesta parece evidente, “nada”.
Por no valorar, la mayoría de los Getty ni siquiera valoran la vida de uno de
los suyos, un chaval de 16 años.
La intrigan, los problemas familiares asociados al
mantenimiento de una gran familia y un gran negocio, así como los devaneos
sentimentales de los Getty con las mujeres, todo ello, enmarcado en una
bellísima fotografía de ciudades como Roma, hacen de esta serie una propuesta
interesante para esta primavera.
MARÍA JOSÉ ARIAS
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