Blood
Intriga, misterio y un eficaz sexto episodio
salvan una serie a la que en conjunto le falta
ritmo, tensión y fuerza dramática.
Los continuos giros de guion y la interpretación de Adrian Dunbar desconciertan una y otra vez al espectador. ¿Ha matado o no a su esposa?
Todo un mar de dudas envuelve al espectador hasta el sexto y último capítulo. 'Blood', con buen tino, exhala en todo momento desconcierto y misterio, y juega perfectamente al despiste, si bien es verdad que la pesada sombra de la mano asesina del doctor Jim Hogan cobra fuerza desde un principio. Aun así, la convincente interpretación de Adrian Dunbar, unida a efectistas e inesperados giros de guion, provocan que a medida que evoluciona la serie uno ya no sepa qué pensar.
¿Está la hija está medio enajenada y obsesionada por encerrar a su padre inocente a cualquier precio? ¿Ve fantasmas donde no los hay? ¿O acaso bajo la penetrante mirada y palabra amenazante de este individuo, que ejerce divinamente de afligido viudo, se esconde en realidad un perfecto crimina?
Unidos por secretos y mentiras
La acción como en otras tantas grandes series de misterio y asesinatos británicas tiene lugar en un pequeño pueblo
Los cabos que va atando Cat, nada más aterrizar en el pueblo, no hacen sino convencerla de que su padre está implicado en la muerte de su madre. Tamaña obsesión y ansia por inculparle esconde además un fuerte y significativo desamparo, el que desde pequeña siente hacia la figura paterna. Ya en el pueblo, también salda cuentas pendientes con sus dos hermanos por un triste episodio de su infancia en el que ellos participaron y que la ha atormentado durante todos estos años. 'Blood' emana, en definitiva, una gran carga emocional, en medio de la búsqueda esa gran verdad que ansía la protagonista.
Lo rural, lo marítimo y lo campestre han proporcionado siempre inmejorables réditos a algunas de las grandes producciones británicas como 'Broadchurch', 'The Missing', 'Happy Valley' o la más reciente 'The Accident'... Un pueblo con escasos vecinos, salpicado de secretos, mentiras, envidias y un largo etcétera de circunstancias, muchas de las cuales marcan la cotidianidad de la vida local, contribuyen a crear el ambiente propicio para toda buena serie de misterio o asesinatos.
Eso mismo debió pensar la directora Lisa Mulcahy ('Years and Years') cuando situó la acción de 'Blood' en una pequeña población irlandesa, rodeada de inmensos y frondosos parajes verdes, carreteras aisladas y decorados naturales que dotan a la acción de cercanía, intensidad, inquietud y angustia.
Impecables actuaciones las de sus dos protagonistas. Adrian Dunbar, como siempre, no defrauda. Enamora su planta y su dominio de la escena como ya dio buena cuenta de ello al ponerse en la piel del comisario Ted Hastigns, en 'Line of Duty'. Su actuación en 'Blood' es ejemplar. Capta esa resbaladiza ambigüedad de Jim a la perfección, la que rodea a un posible asesino y un hombre injustamente maldecido.
La actuación de Carolina Main también sobresale. Borda el drama, el sufrimiento y el punto de locura que arrastra su personaje atormentado por un pasado y presente lleno de mentiras que poco a poco van saliendo a la luz.
La serie ya ha sido renovada por una segunda temporada por Channel 5. Sin ser de lo mejor que se ha producido en Gran Bretaña en los últimos años, 'Blood' se deja ver y tiene un pase. A veces, los indicios que incriminan y ponen bajo sospecha al padre son demasiado obvios y estúpidos, aunque necesarios para dar salida a la trama en el episodio final. El drama de Cat es algo exagerado, pero soportable. Si tienen tiempo, y ganas, échenle un vistazo. De la ficción inglesa, siempre se saca algo bueno.
NACHO LORENTE
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