Mis queridísimos hijos (Mes très chers enfants)
Las relaciones entre padres e hijos es una temática que ha dado multitud de comedias a lo largo de la historia del cine. En algunos casos con muchísimo acierto (al estilo de “Pequeña miss Sunshine, por ejemplo) y otras con un nivel mucho más bajo y que todos nos hemos encontrado más de una vez en las películas de sobremesa de algún canal de televisión pensando en por qué estábamos viendo eso.
En esta ocasión, nos llega desde Francia “Mis queridísimos hijos”, película que llegará a los cines de nuestro país el 1 de julio, y que se sitúa en una muy buena posición en lo que a divertimento se refiere (De hecho, tengo la sensación que es la típica película que Santiago Segura podría convertir en remake en no mucho tiempo).
La cinta parte de una premisa bastante sugerente: Unos padres, cansados de que sus dos hijos pasen de ellos y que sólo les llamen por interés, deciden fingir que han ganado muchísimos millones en la lotería para conseguir que sus hijos se acerquen a ellos de nuevo y volver a retomar el contacto.
Como os podéis imaginar, esta broma irá muchísimo más lejos de lo que debería ir en condiciones normales y acabará provocando multitud de situaciones cómicas, malentendidos y problemas de distinta índole tanto para los hijos como para los progenitores.
Sinceramente, creo que el largometraje francés controla
francamente bien cómo manejar las situaciones cómicas. Hasta el punto que
durante gran parte de la cinta vas encadenando sonrisas y/o carcajadas mientras
avanza la historia de la familia. El retrato de esos hijos parásitos, tan
absolutamente interesados, caricaturizados y materialistas está muy bien
trazado y cuando el guion “se ríe” de ambos personajes es cuando mejor
funciona. Además, el dúo de actores que los interpretan sabe mantenerse en esa
fina línea entre el patetismo y el egoísmo exacerbado, hecho que permite al
espectador reírse bien a gusto de las desgracias que les puedan ir ocurriendo.
Por otra parte, la pareja que interpreta a los padres
(Josiane Balasko, Didier Bourdon) está de diez en todo momento. Tanto en la
química entre ellos como en las escenas que comparten con sus hijos. Ambos
funcionan a la perfección y, claramente, me parecen lo mejor de la película
entregándonos momentos desternillantes y en los que fácilmente nos pondremos de
su parte.
Huelga decir, eso sí, que si para mí tiene un pero esta
película es que, quizá, yo habría agradecido algo más de profundidad dramática.
Está bien que quieran darnos una comedia sin más pretensiones. Y yo,
particularmente, me lo he pasado fenomenal en el visionado. Pero sí que debo
reconocer que, en algunos momentos, el trasfondo dramático de algunas
situaciones pedía ponerse más serio y profundizar más en algunos aspectos
realizados con los vínculos familiares que dejan un poco en el aire.
En definitiva: Creo que “Mis queridísimos hijos” es una buena y muy divertida comedia francesa. Cuyos gags funcionan francamente bien y con la que es sencillo pasar una hora y media riendo y desconectando ante la pantalla sin más pretensiones que el mero entretenimiento y el de vivir un rato agradable de cine. Podría haber sido más, es cierto, pero lo que ha acabado siendo es suficientemente divertido e interesante como para que valga la pena su visionado. Si os apetece una buena comedia familiar, esta es una más que aceptable propuesta.
©Quique Martín
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