lo que fuimos tú y yo


Que la vida sea odisea que recorro día a día,
es la resulta de la herida, abierta, que dejó nuestro adiós…
¿Cómo evoco tu memoria sin rozarte el corazón?
¿Cómo hablo sin palabras que se mueran escondidas de tristeza,
sin suspiros que repliquen lo que fuimos tú y yo?
Que el tiempo pase…
Que el otoño haga mella y nos olvide desvalidos,
empapados en la lluvia, regalándonos amor.
Que los pájaros perdonen nuestras ansias de volar esclarecidas,
nuestros días que se borran en mentiras,
que barramos tras la cama valentías de licor.
¿Cómo logro recordarme entre tus brazos sin tocarte y sin besarte?
¿Cómo olvido lo que nunca sucedió?
Un amor enrarecido, un camino sin vestigios,
un recuerdo hecho de olvidos y de tiempo que pasó.
A las palabras no se las lleva el viento, vuelven solas… calladitas…
A escondidas por las noches simulando algún rencor.
No me olvido, y no me muero… vivo una condena establecida
que me hace ir a la deriva, cual suicida al que le falta el corazón.
Ya no duermo, ya no espero… Ya no busco tu rubor,
ya no anhelo las migajas de ese cuerpo majestuoso que admiraban mis sentidos
cuando tú te desnudabas… el corazón.
Yo los miro con sigilo, los espero empedernido.
No hay un mar, un muro, ni un abismo que me aleje de la idea
de tenerte entre mis brazos… otra vez,
de besarte en secreto, de estar así… a tu lado o a lo lejos,
escondido entre las sombras…
Amándote para siempre…

Juan Manuel Martínez Iglesias 

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