El justiciero



Ha sido una sorpresa encontrarme con este remake de la antigua película de Bronson. Tenía mis temores con la dirección de Eli Roth, más con sus últimas películas, pero Roth nos factura un producto bien rodado y muy bien montado donde la historia está perfectamente narrada. Aquí no vas a ver a Willis repartiendo estopa a diestro y siniestro desde el principio... esto va de una persona que pierde su familia y se va adentrando poco a poco en ese sentimiento de venganza tan humano y como lo va envolviendo. Y Roth lo consigue... midiendo bien los tiempos y Willis por fin en un papel a su medida.


Sin embargo... los tiempos de hoy no son los tiempos del film original de Bronson, los 70, y la auténtica violencia que se vivió en aquella época y que no se puede comparar con la actualidad.
Aquí los malos son ladronzuelos de tres al cuarto mientras los de Bronson eran auténticos pandilleros salidos del infierno.


Esto lo vemos perfectamente en una escena, un claro homenaje al film original, cuando Willis ante un ladrón de maletas le señala con el dedo como disparando mientras que en el original Bronson hacía lo mismo a 4 pandilleros que estaban acosando a una pobre mujer.





Sorprende ver como los críticos profesionales en EEUU, la mayoría dentro de la órbita demócrata, la han MASACRADO en las críticas no por su validez como propuesta de entretenimiento ni por su calidad cinematográfica, sino por su supuesta defensa del ideario republicano respecto a las armas. Una FAKE CRITICA en toda regla. Es lo que hay hoy en día... si haces determinadas historias multiculturetas con determinados temas, aunque sean un bodrio el trato va a ser muy, pero que muy positivo por los defensores de lo que debes pensar y creer.


De todas formas, respecto a este tema, lo más curioso de todo es que en la película, dejando fuera la temática de venganza, retrata la tienda de armas y a los vendedores, la dependienta en concreto, desde un punto de vista bastante parodiaíco e irónico.



- Momentos para no pestañear: 

1. La ciudad de Chicago envuelta en la niebla y sus secuencias de acción... en la que la cámara no está moviéndose en todas direcciones. El momento del heladero es sublime.
2. Los toques de humor negro de Eli Roth (la vendedora de armas, los anuncios en la televisión) y sus cuatro escenas un tanto gores (Willis pengandose una herida con superglu, las operaciones en el hospital). La crítica a las redes sociales, aunque superficial, también es de agradecer.
3. El momento más duro del film... Willis y el padre de su mujer detienen la furgoneta en los campos de su suegro. Allí unos furtivos han acabado con un venado de su propiedad. El suegro sale con su escopeta y mientras huyen dispara para defender lo que es suyo. Encuentra al venado agonizando y acaba con su vida, para que deje de sufrir, mientras comenta a Willis que hay veces que uno mismo tiene que proteger lo que más quiere del mal que nos rodea.




Cinemaníaco

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