El amante doble



LOS GEMELOS CANÍBALES

A través de unos prismáticos, alguien está observando a la protagonista de la película. Camina sobre la arena, bañada por las olas, hacia una tensa toalla sobre la que escurrirá, una vez sentada, su cobrizo cabello. La chica mira de forma agitada hacia los lados, como cuando aprovechamos que no viene ningún coche por la calzada para cruzarla, aun sabiendo que el semáforo sigue en rojo para nosotros. Parece estar a punto de trasgredir alguna regla, termina por quitarse la parte de arriba de su bikini, al mismo tiempo que la respiración del voyeur, aún escondido tras los anteojos, se fortalece. Es el comienzo de ‘Bella y bonita’ (François Ozon, 2013), una invitación a la inmoralidad, la prostitución como alternativa libre, a través de las cuatro estaciones de una joven Marine Vacth durante sus diecisiete años. Cuatro años después, François Ozon nos trae de nuevo a la protagonista en lo que podría ser la continuación de su personaje tras el primer trabajo con el director que ya había trabajado anteriormente con Emmanuelle Seigner, Catherine Deneuve o Charlotte Rampling.




Con ‘El amante doble’ (L’amant double, 2017) Ozon nos emplaza a un sórdido juego donde nada es lo que parece y donde bailan, de la mano de la idea del Bien y del Mal, diferentes géneros cinematográficos. Chloé es una veinteañera melancólica que arrastra un fuerte dolor en el vientre y que termina en la consulta de Paul, un atractivo psiquiatra que esconde una parte de su identidad, un hermano gemelo que representa la otra cara de una misma moneda. De forma excesiva y pérfida se nos muestra a Paul y Louis, su hermano gemelo, como contrarios, pero a la vez complementarios, la figura de lo que los alemanes llaman Doppelgänger, el doble fantasmagórico. Desde las leyendas nórdicas y germánicas – las cuales afirmaban que ver a tu propio doble fantasmal suponía un augurio de muerte – pasando por el amplio mundo de la literatura decimonónica, hasta un planteamiento moderno del asunto dentro de los límites de la ciencia y la psicología, ‘El amante doble’ llega hasta nosotros a través de un cine hecho por el cuerpo y para el horror del espectador, que termina consternado ante la toma de consciencia de un mundo horrible y fiero.





La película recuerda a ‘Inseparables’ (David Cronenberg, 1988), una cinta donde se usó el recurso del doble con Jeremy Irons, en un célebre papel difícil de olvidar. David Cronenberg (‘Promesas del Este’, ‘Una historia de violencia’ ‘La Mosca’) es uno de los principales exponentes del denominado ‘horror corporal’, conoce bastante bien el miedo humano a las mutaciones morfológicas y desde siempre ha disfrutado mostrándonos aquellas anomalías en la anatomía que terminan disfrazadas en el mágico y asombroso mundo de lo estéticamente feo. En relación con esto se nos muestra en la película el canibalismo entre embriones, un tema que obsesionó al director, y nuestro lado más horrendo y oculto. François Ozon bebió también para esta película de Buñuel, otro transgresor de la pantalla. Es destacable la apertura de la cinta con el primer plano de un examen ginecológico donde la cámara se introduce en la vagina de la autora para luego mostrarnos, a través de una fusión de imágenes, el ojo lloroso de la protagonista. Probablemente, y aunque de forma menos evidente, la lista de referentes sea aún mucho más amplia. Es entonces cuando el avispado cinéfilo atisba y relaciona, de forma siempre subjetiva, experiencias vividas con otras películas que apelan a un terror ya bastante clásico como ‘El resplandor’ (Stanley Kubrick, 1980) o ‘La semilla del diablo’ (Roman Polanski, 1968). Es imposible no acordarse de John Hurt, de cuyo cuerpo saldría aquel bicho entre chorros de sangre artificial (Aliens, 1979). El decorado de la película, en el caso del museo donde trabaja la chica, es bastante vanguardista y en ocasiones nos da pistas, a través de la sangre y la carne, acerca de la narración de la cinta.



En ‘El amante doble’ se explotan los caprichos de la genética y lo psicológico va siempre unido a lo corpóreo, pero su visionado puede servir también, a pesar de las experiencias personales que nos marcan de por vida, para derribar aquellas convenciones identitarias y deshacernos de los grilletes de género. Marine Vacth está preciosa moviéndose entre los límites de lo ‘propiamente’ femenino o masculino. Representando la búsqueda del amor propio y batallando entre anhelos insanos también sabe moverse, de eso trata también ‘El amante doble’, de la búsqueda de uno mismo y de sus necesidades de afecto. Junto con Jérémie Rénier componen una pareja brillante y la cinta logra adentrarnos en un ambiente psico-erótico delicado y despiadado al mismo tiempo. Paul es sosegado y atento, Louis fiereza y visceralidad. La película está basada en un relato corto de Rosamond Smith, seudónimo de Joyce Carol Oates, una autora estadounidense también especializada en el ámbito de la crítica.


En ‘Joven y bonita’, la protagonista, Isabelle, encarnada por Marine Vacth, es observada por ella misma mientras pierde la virginidad en la playa. La doble, en realidad un espejismo, está siendo testigo de un cambio ineludible y fugaz, mira desde la sombra, sin ningún atisbo de mímica, el paso a la madurez de su propio yo. En ‘El amante doble’ son los gatos los que miran, siendo testigos mudos de la enajenación humana, tal vez también de la ironía implacable de aquel desequilibrado mental que los dirige.



fran clooney


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