Cementerio de ideas
Son las diez de la mañana, asomo mi cabeza por la ventana y recibo el sopapo del otoño, que haciendo honor a su fama norteña, ha llegado con su manto de frío y cargado con su paleta, se ha entretenido en pintar el cielo de gris, y a esa nube entristecida, con su boina negra, se le escapan las lágrimas haciendo a todos correr.
Desde mi atalaya, contemplo el ir y venir de gente que emulando a las hormigas, pasan bajo mis ojos como seres en un laberinto.
Y me pregunto ¿cuántos de ellos serán felices? ¿cuántos han tenido pesadillas esta noche? ¿cuántos se miran al espejo y se gustan?
Cierro la ventana y me lavo la cara. Me miro al espejo mientras paso la toalla por el rostro. Me acerco al espejo ¿qué buscas? La verdad, no quisiera encontrarme con una pata de gallo haciendo surco alrededor de mi mirada, que esto no es un gallinero…
Me siento delante del ordenador, últimamente he descubierto que me da energía, curioso… la mayoría piensa que te rapta de la vida. Yo veo en él, el espejo de Alicia. Un nueva forma de existir, de mantener mi memoria en pie de guerra, de sentir que mis neuronas sirven para algo.
Supongo que en mi situación, esto es una batalla ganada. Atrás voy dejando ese cementerio de ideas en el que se transformó mi mente hace ocho años. Hoy, tengo ganas de escribir, de pensar, hasta de discutir… a pesar que hace un frío que recuerda al mármol en mi vida hace calor, y en la calidez que me rodea, acaricio la seda con la que rodeo mi cuello. Ya es otoño y la gente sigue danzando en el laberinto, la nube sigue llorando y yo sigo escribiendo. Tal vez no sea el mejor texto, el más bonito, el más solidario, tal vez… no sé, tal vez este, te guste a ti.
Desde mi atalaya, contemplo el ir y venir de gente que emulando a las hormigas, pasan bajo mis ojos como seres en un laberinto.
Y me pregunto ¿cuántos de ellos serán felices? ¿cuántos han tenido pesadillas esta noche? ¿cuántos se miran al espejo y se gustan?
Cierro la ventana y me lavo la cara. Me miro al espejo mientras paso la toalla por el rostro. Me acerco al espejo ¿qué buscas? La verdad, no quisiera encontrarme con una pata de gallo haciendo surco alrededor de mi mirada, que esto no es un gallinero…
Me siento delante del ordenador, últimamente he descubierto que me da energía, curioso… la mayoría piensa que te rapta de la vida. Yo veo en él, el espejo de Alicia. Un nueva forma de existir, de mantener mi memoria en pie de guerra, de sentir que mis neuronas sirven para algo.
Supongo que en mi situación, esto es una batalla ganada. Atrás voy dejando ese cementerio de ideas en el que se transformó mi mente hace ocho años. Hoy, tengo ganas de escribir, de pensar, hasta de discutir… a pesar que hace un frío que recuerda al mármol en mi vida hace calor, y en la calidez que me rodea, acaricio la seda con la que rodeo mi cuello. Ya es otoño y la gente sigue danzando en el laberinto, la nube sigue llorando y yo sigo escribiendo. Tal vez no sea el mejor texto, el más bonito, el más solidario, tal vez… no sé, tal vez este, te guste a ti.
A mi si me ha gustado..
ResponderEliminarSalud
El relato me ha gustado. Otoño tiene un aire nostálgico, aunque si debo ser sincera, no es precisamente una época del año que me guste demasiado.
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