el ascensor
El ascensor de mi anterior casa era pequeño y estrecho.
Tardaba una eternidad en abrir sus puertas.
En los larguísimos instantes que duraba el estar ahí quieta, de pie, tenías tiempo para pensar en asesinos, ladrones, violadores o vecinos agresivos que podrían estar aguardando tu salida para atacarte.
Pero las puertas finalmente se abrían.
No había nunca nada.
Era decepcionante...
Publicado por Lucrecia Borgia
http://elmundodelucrecia.blogspot.com/
Me gusta leer a Lucrecia.
ResponderEliminar¿Para cuándo un texto tuyo, Angel?
Besos a ambos
Es cierto que en ocasiones necesitamos el ingrediente de la imaginación para sazonar nuestra anodina realidad.
ResponderEliminarY cuando esas ficticias expectativas no se cumplen afortunadamente(en el caso del relato) nos sintamos decepcionados.
Felicidades Lucrecia por compartir tus sensaciones.