Alcarrás

 

Carta de amor "als pagesos" y a la infancia


Carla Simón sorprendió a propios y a extraños hace ya cinco años con su "Estiu 1993", película que la colocó en la mayoría de listas de directoras jóvenes, con muchísimo talento, a las que seguir la pista dentro del panorama nacional.
Ahora nos trae su nueva película, Alcarràs, donde creo que demuestra que la jovencísima directora catalana es una completa realidad ya a día de hoy y que está más que lista para traspasar todas las fronteras que se le pongan por delante (como bien demuestra el oso de Berlín que ganó, dicho sea de paso).

En mi opinión, Alcarràs es la demostración del perfeccionamiento de la misma fórmula que ya usó en Estiu 1993 elevándola a la enésima potencia. Carla, que escribe y dirige, vuelve a contarnos una historia con claro aroma a recuerdo de su infancia (Apostaría que su alter ego dentro de la cinta es Mariona) y cuya historia versa sobre ese mundo rural que está condenado a desaparecer para caer en las manos de las grandes multinacionales que no van a dudar en apretar y aprovecharse de cualquier resquicio legal para controlar todo lo que aún no está bajo su red.
La película es un retrato sobre la dignidad de esa gente que no quiso conformarse y rendirse sin luchar; y que siguió trabajando duro, día tras día, buscando una salida. Con una perseverancia tremenda.
La cámara refleja todo esto con una naturalidad y un realismo aterrador. Da la sensación que es como si te trasladara a esa casa de "pagesos" y estuviéramos viviendo allí con ellos, como uno más en la mesa. Y, por si esto no fuese poco, todo lo lleva a cabo contando con un montón de actores no profesionales que uno se pregunta cómo es posible que no sean profesionales haciéndolo tan absolutamente bien. Te crees que forman parte de la misma familia desde el primer momento. Las rencillas internas, el amor que se desprende de las miradas, y las formas cómo van interactuando e interrelacionándose están tan llenas de verdad que me cuesta creer que no tengan ningún tipo de parentesco.

Por otra parte, además de ese retrato de la "pagesia", Carla Simón nos entrega una preciosa carta de amor a la infancia. Y no una infancia idealizada, sino una con claros visos de realismo. El guion nos habla de esos niños que aún son ajenos a todo lo que ocurre y que solo piensan en divertirse y ser felices. Es tal el amor que muestra la realizadora catalana en sus planos que es imposible no caer rendido ante esos críos y acabar por reírse con ellos viendo sus ocurrencias. Ese retrato tan certero sobre cómo la ingenuidad de la infancia tapa casi cualquier cosa (o la convierte en un juego) es, simplemente, precioso.

Poco más que añadir; si os gustó Estiu 1993 ya sabéis a qué venís aquí y creo que os vais a enamorar de nuevo del cine de Carla Simón. Si no la habéis visto debéis saber que estamos hablando de dos películas muy centradas en el realismo. De ritmo claramente contemplativo y pausado. Por muy buenas que sean las notas medias y las críticas tened en cuenta que este tipo de películas son esas que igual que amas, puedes odiar. No dejan mucho espacio al término medio. Pero, en cualquier caso, si os gusta este tipo de cine.... solo puedo deciros que esta película es maravillosa.
(C)Quique Martín

 

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