Mindhunter


La serie de Netflix que emocionó a HBO

Para el que se vaya a poner con ella, un consejo: es una serie a largo plazo, de las cuales (igual me equivoco) pocas se hacen ya, incluso se hayan hecho, sin referirme a procedimentales o series random que se alargarán eternamente hasta que alguien ponga cordura. Hablamos de otro nivel, otro ritmo. Una serie de Netflix de la que se sentiría orgullosa HBO, aunque incluso las grandes clásicas como "The Wire" tenían temporadas a fuego lento pero bastante auto-conclusivas. Se nota que Fincher tiene mucha confianza en sí mismo y no le importa esto.


En la primera temporada de 'Mindhunter' asistimos a como se va creando un nuevo departamento del FBI que analiza el comportamiento humano, mientras vemos como les afecta a sus componentes y, sobre todo, cómo evoluciona la personalidad del personaje principal encarnado por Jonathan Groff. Un joven, casi más post-universitario que agente, que poco a poco se va convirtiendo en hombre, aunque falta ver si es el que él y los que le rodean hubieran querido. Junto a él, Holt McCallany, que, aunque algo más cauto, no interpreta al rudo, "old fashion" y agente cliché que parece a simple vista. 


A los que se suma Ana Torv, que hace de mujer independiente y de carácter, con algún "secreto" personal, que realmente no importa para la trama, al igual que las relaciones de los otros personajes con su entorno, que no entran mucho más allá de lo justo y necesario para que queden bien dibujados de cara al espectador. De los diferentes asesinos que van pasando por los diferentes capítulos y entrevistas, sin duda destacar al que más minutos de pantalla tiene, con una interpretación a cargo de Cameron Britton que huele a premio de lejos. Él es para el protagonista una especie de lo que fue Hannibal para Clarice.



"Antes la gente robaba y mataba por droga, una venganza, crimen pasional, pero últimamente el mundo está loco", frase de la policía de la época, aunque es un poco como lo de "antes sí que se vivía mejor", que se dice y se seguirá diciendo en cualquier época. Comparativa histórica siempre haciendo caso a que lo que nos cuente se apegue a la realidad, dado que ni tan siquiera (aunque lo parezca por la cuidada ambientación) es una serie "basada en hechos reales". Finales de los 70, cuando ni se había acuñado lo de "asesinos en serie", cuando los agentes federales eran para la gente de a pie unos hombres de negro persigue hippies y cuando hablar de psicología o empatía por los pasillos policiales te hacía ser casi un paria. Porque a los criminales se les castiga y si puede fríe en una silla, sin plantearse por qué hacen lo que hacen, da igual si nace o se hace, aunque un análisis más profundo pudiera ayudar para detener a otros. Y en medio de todo esto y gracias a la confianza de un cargo al principio agnóstico (y que los policías en general se ven superados por asesinatos caóticos e irracionales que no salen en el manual), irrumpe este grupo con sus atípicos y diferentes métodos, que hoy en día son parte esencial de las investigaciones, atenuantes en muchos casos en los juicios, igual que cuando Hoover (no mucho tiempo antes de cuando sucede la serie) incorporó todo el tema de huellas dactilares y estudios forenses.




Volviendo al balance general y para finalizar, el que tenga miedo de que sea una serie procedimental que esté tranquilo, es mucho más. El que espere un thriller tenso sobre asesinos en serie con un caso central que va in crescendo y remata con un gran clímax, quizá se lleve un fiasco. Pero tiene un poco de ambas cosas, con un halo de frescura y un nuevo enfoque diferente a lo visto hasta ahora en el género. Y no confundir "a fuego lento" con que sea lenta, espesa o aburrida. Aún con la mezcla de elementos y situaciones y la posible ausencia de una trama central al uso, todo su análisis moral y antropológico resulta apasionante y los episodios de devoran con avidez. Cualquier persona mínimamente curiosa, se habrá preguntado muchas veces cómo es posible que alguien sea persona ejemplar de día y descuartizador de noche, se le habrá erizado la piel al pensar que puede ser cualquiera de los que le rodean. Y cualquier persona con una relación estrecha con su lado oscuro, habrá reflexionado sobre que la línea entre ser ejemplar y un monstruo, no es tan gruesa. Y menos con los factores y empuje adecuado. Y si no, que se lo digan a Walter White.



Filosofías aparte: seriéfilo y/o persona amante de los entresijos del comportamiento humano y su lado más oscuro, siéntate y disfruta con David Fincher y esta delicia llamada Mindhunter. Aunque habrá que esperar a ver la serie entera para valorar como es necesario un experimento, que acaba justo de comenzar.
Hablando de los cojones de Fincher o lo que se la suda hacer algo parecido a lo habitual, si bien es cierto que como digo no tenemos el típico caso gordo y central que in crescendo, te deja migas del que parece, pudiera serlo en un futuro. Se ve en pequeñas secuencias desde Kansas y se ve el interés del equipo, aunque ellos aún no sepan nada del culpable, en alguna de las investigaciones abiertas, con "nudos marineros". Como siempre, la pena, es que tocará esperar para saber más.

MrGuirao

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