La cara norte del corazón
Tras el agradable paréntesis de su Premio Planeta con Todo
esto te daré, Dolores Redondo vuelve al universo de Baztán y a su personaje de
Amaia Salazar con La cara norte del corazón, una novela que nos traslada años
atrás a casi los comienzos de su carrera cuando viajó a Estados Unidos a la
Academia del FBI en Quantico donde conoce a Dupree, ese cerebro del FBI con el
que conversaba telefónicamente en las novelas de la Trilogía de Baztán. Pero
nos remonta aún más atrás, a cuando Amaia tenía doce años y vivía con su tía
Engrasi.
Unos hechos que vinieron determinados por la actitud de su
madre, algo conocido ya por los lectores de la trilogía pero que aquí se nos
mostrarán de un modo mucho más completo con lo que, aquellos que hemos leído la
trilogía podremos disfrutarlos en profundidad, pero que al mismo tiempo
servirán para enganchar a la serie a aquellos que aún no la han leído, porque
en cualquier caso La cara norte del corazón es lo que se conoce como una
precuela.
No deja de resultar gratificante ver que dicha precuela es
la mejor novela de toda la serie, la más equilibrada y en la que podremos
entrar de lleno en la personalidad de Amaia Salazar, porque en esos años de
niñez están todas las claves de su comportamiento posterior.
Si en la trilogía de Baztán Dolores Redondo jugaba con la
mitología vasca, con sus creencias populares, sus fantasmas, sus dioses, sus
criaturas mágicas, aquí lo hace con las de Nueva Orleans, con su creencia en
los zombis, esos muertos vivientes que tanto parecen gustar a los espectadores.
He quedado sorprendido por el paralelismo que en muchos
casos consigue crear la autora entre unas creencias y otras, con criaturas y
monstruos que, pese a estar separados por todo un océano, en el fondo son muy
semejantes.
Si hay algo que quiero destacar por encima de todo en esta
novela es la atmósfera que ha sabido crear. Muy por encima de una trama que
también he disfrutado, es ese ambiente que se respira durante toda la novela,
en la que los seres reales conviven con espíritus de un modo totalmente
creíble.
Lo que menos me gustó precisamente de la trilogía era el
engarce entre la trama y esos toques de criaturas “mágicas” que en ella
aparecían. A mí no me convenció el encaje. No era cosa de ser algo novedoso,
porque si has leído algo de John Connolly y su personaje Charlie Bird Parker,
sabes que esa presencia de fenómenos extraños del mundo de los espíritus está
muy presente en sus novelas. Pero algo me chirriaba y no terminaba de convencer
con Dolores Redondo.
Sin embargo, en La cara norte del corazón, el encaje ha sido
perfecto. Esa mezcla de Nueva Orleans, un lugar muy especial en el que como nos
dice la novela, nunca se marchan los músicos ni los fantasmas, con las sombras
de Baztán, funcionan a la perfección.
Y si la lluvia es protagonista en Baztán, aquí encontraremos
mucha más lluvia, porque el otro protagonista de la novela es el huracán
Katrina, aquel que en el año 2005 (en el que transcurre la estancia de Amaia en
Estados Unidos) devastó Nueva Orleans causando 1833 muertos y arrasando la
ciudad.
Voy a dejarlo muy claro. Comencé a leer La cara norte del
corazón con muchísima prevención, porque si bien me gustó Todo esto te daré,
con la que la autora ganó el Premio Planeta, soy de los que opina que la
trilogía de Baztán, tras un arranque espectacular, fue de más a menos, con una
tercera entrega que no me convenció para nada.
Por eso ha sido una grata sorpresa la lectura de La cara
norte del corazón, porque aquellos aspectos que no me habían terminado de
convencer en el final de la trilogía, aquí están muy conseguidos.
Ya he dicho que esa atmósfera opresiva, en la que sin duda
la presencia del huracán contribuye aún más a aumentarla, es todo un logro.
Pero a ello hay que sumar los personajes. Una Amaia que nos
es explicada con todo lujo de detalles hasta hacérnosla más accesible, para que
su sufrimiento nos permita perdonar lo que en momentos parece solo soberbia. Y
es que una madre como la de Amaia susurrándola todas las noches al oído «la ama
no te comerá esta noche» permite disculpar muchas actitudes, producto
simplemente de una lucha por la supervivencia.
Otro punto más a favor de esta novela es la aparición de
Dupree, un personaje que hacía breves pero importantes intervenciones
telefónicas cuando Amaia le reclamaba cuando estaba llena de dudas. Uno de los
investigadores y profesores más importantes del FBI que desde un primer momento
ve en Amaia un potencial increíble.
Resumiendo, La cara norte del corazón es una novela que
seguro cautivará a los amantes de la serie, pero que seguro que gustará también
a aquellos que no han querido no se han atrevido con ella, porque además tiene
la inmensa ventaja de poderse leer sin haber sabido nada de la trilogía. Una
buena manera de iniciarse con el personaje de Amaia Salazar, porque tampoco le
destripará para nada los detalles de las tramas de dicha trilogía.
Por eso, cuando dudaba entre darle de puntuación un nueve o
un diez, me he inclinado por la máxima nota, porque es sin duda la mejor novela
de ese universo de Baztán recreado por la autora.
Pedro (Búho entre libros)
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