The State
En unas últimas semanas dominadas por estrenos de series de género policíaco, que hasta han llegado a saturarme, los ingleses nos traen la miniserie más diferente que puedas encontrar entre los últimos estrenos. Tan radical en sus planteamientos que hasta ha sido acusada de hacer propaganda del Estado Islámico. Nada más lejos de lo que pretende la serie.
Quedarse con esa versión reduccionista, es quedarse con el primer capítulo, o quedarse con el punto de partida de la serie, que consiste en seguir los pasos, y por tanto meter al espectador en el pellejo de un grupo de occidentales, algunos de origen árabe otros de origen europeo, que deciden irse al Daesh a realizar la Yihad.
Vamos por el comienzo. La serie arranca en la frontera entre Turquía y Siria, donde un grupo de personas van a coincidir en el momento de entrar en Siria. No se conocen entre sí, pero todos tienen una cosa en común, han sido seducidos, captados por la propaganda islamista y han acudido a la llamada de la yihad. Lo bueno de la serie es la variedad de estos personajes, sus distintas motivaciones, las diferentes razones por los que han ido a Siria, unos llenos de ingenuidad y candidez se llevarán el bofetón de su vida cuando vean lo que realmente es el Estado Islámico, otros tan fanatizados que no tendrán ningún problema en integrarse en el mismo.
Lo malo de la miniserie, de sólo cuatro capítulos, es que sabe a muy poco, arranca en la frontera, por lo que nos vamos a perder la evolución del pensamiento de este grupo de personas y el cómo, cuándo y por qué de su radicalización. Esa reducida duración va a hacer que los sucesos ocurran demasiado aprisa, de forma atropellada, luego comentaré en spoilers todo esto. Suelo acusar a muchas series de exceso de duración, en este caso The state acusa el efecto contrario.
Sirva también como curiosidad lo bien que retrata la sociedad de Raqa, la ciudad escogida como capital del califato. Nos va a recordar lo que todos hemos olvidado. Nos hemos quedado con la monstruosidad de los terroristas árabes, pero hemos olvidado los sucesos que dieron pie a que hoy exista tal monstruo. Ya hemos olvidado que el califato nació cuando los radicales supieron hacerse con el control de la llamada Primavera Árabe en Siria y la guerra civil contra el dictador y genocida Basher Asad, porque si los muyahidines del califato son simplemente unos animales, los soldados del ejército de Asad, armados, entrenados y ayudados por la Rusia de Putin, no se van a quedar a la zaga. La serie va a mostrar en toda su crudeza a la mayor parte del pueblo de Raqa atrapado entre dos bestias. El sufrimiento de la población civil quedará reflejado en imágenes llenas de crudeza, niños muertos en hospitales bombardeados por aviación rusa, mujeres e hijos de los muyahidines asesinados por los soldados leales al régimen de Asad etc.
En conclusión, lo que hoy pasa en Siria es una guerra civil y como tal, la mayoría de personas que acaban viviendo en uno u otro bando, no eligieron, simplemente los sucesos desencadenados por la Primavera Árabe los pillaron a uno u otro lado. Como así ha sido siempre en todas las guerras civiles.
Voy a diseccionar la variedad de personajes que componen la serie y a la vez dedicaré un breve spoiler criticando la apresurada evolución del personaje y como eso acaba restando credibilidad a dicha evolución.
Jalal Hossein es un inglés, emigrante árabe de segunda generación que acuda al Daesh buscando respuestas, intentando reconstruir los pasos de su hermano mayor del que sabe que murió como mártir, haciendo explotar un cinturón con explosivos. Pero Jalal se llevará una desagradable sorpresa cuando averigüe la verdadera muerte que tuvo su hermano. Junto a Jalal han llegado otro grupo de musulmanes dispuestos a la Yijad, pero no sólo árabes, también vamos a ver a un rubio regordete alemán o a un antiguo soldado holandés, dos conversos al islam, de los que la serie no va a saber sacar partido. Una pena y una raya negativa para la serie.
Spoilers
La evolución de Jalal: Acabará descubriendo que su hermano no fue mártir sino un desertor al que pillaron intentando largarse del “paraíso” del califato y al que degollaron, Mismo fin que va a sufrir Jalal. Lo malo de la evolución es que nos quieren mostrar a un joven que ha sido engañado por la propaganda y que en realidad es bastante humanitario, lo que veremos tanto en como acaba enamorándose de una prisionera irakí y de su hija a las que compra para que evitar que sean separadas, como con la amistad que entabla con un farmacéutico árabe de Raqa casado con una cristiana. Toda esa humanidad de Jalal hubiera necesitado mucho mayor espacio, mayor cantidad de minuto para que resultará creíble que se complicase tanto la vida ayudando a unos extraños.
Shakira Boothe madre de un niño de diez años, Isaac, acude a la llamada del radicalismo porque es médica de formación y cree que es su deber curar a los muyahidines heridos. Esa es la llamada que cree haber recibido. No solo es ingenua, sino una pésima madre que mete a un niño de diez años en semejante avispero. Obviamente cuando Shakira llega, se va a encontrar con la prohibición de acudir al hospital y sí con la obligación de casarse que es la obligación de toda mujer que viva en el califato. Shakira logrará sortear la dificultad amañando un matrimonio con un médico que oculta su homosexualidad. Tampoco es que resulte muy creíble que ambos se confíen el uno en el otro y hagan un pacto de este tipo nada más conocerse, cuando la delación está a la orden del día.
Spoilers
A través de Shakira Boothe vamos a encontrarnos con el villano de la serie, el jefe de seguridad del hospital, obsesionado con casarse con Shakira, se supone que porque capta su rebeldía femenina, fruto de la educación occidental y quiere doblegarla. Como bien dice en un pasaje el médico gay, está más obsesionado con aplicar la Sharia que con matar enemigos. Cuando Shakira vea que a su hijo de diez años quieren convertirlo ya en un soldado, cuando lo vea jugar al fútbol con cabezas de enemigos decapitados (momentazo de la serie) es cuando despertará de su ingenuidad. No me ha resultado creíble la facilidad con la que logra escapar del califato. Y como, pese a que en el primer capítulo les han quitado los pasaportes, ella saca el suyo como si nada cuando trata de entrar en Inglaterra.
Ushna Kaleel es el contrapunto perfecto al personaje de Shakira. Otra joven británica de segunda generación que llega al califato consciente de cual es su papel en la sociedad islámica. Ser mero animal de reproducción para crear nuevos muyahidines.
Spoilers:
Ushna Kaleel. Lo malo es que a la hora de elegir esposo entre los guerreros, donde no tiene tampoco voz ni voto, con el que elige casarse, pese a mostrar cierto desagrado inicial, acabe super-enamorada de él en el siguiente capítulo, pese a la poca presencia del personaje. Falta como dije antes más espacio para mostrar con coherencia la evolución de los personajes sin que nosotros como espectadores tengamos que hacer un ejercicio de fe.
Buen trabajo el del creador de la serie, Peter Kosminsky a la hora de ambientarla, no solo en los exteriores, sino de meterse en la psicología que debe rodear la vida en Raqa. Esa escena donde vemos de pasada a un barbudo muyahidín aramado hasta los dientes ligando por Internet en un locutorio de Raqa, mientras escribe emoticonos y “ja ja ja” es de lo más ingenioso que he visto en una serie hace tiempo.
También me he encontrado con datos que desconocía, como el hecho de que los terroristas pongan bombas o degüellen a sus prisioneros occidentales para provocar una mayor intervención militar occidental y así forzar la llegada del Fin del Mundo, o algo parecido en la cultura árabe, que tendría lugar cuando los últimos muyahidines quedarán cercados en Jerusalén, creencia que supongo que surgiría durante la conquista árabe de Jerusalén en el siglo VII y los fallidos intentos del imperio bizantino por reconquistarla.
Premio a la valentía por hacer una serie diferente y lástima que se not atanto la falta de medios para haber rodado una serie de mayor duración o incluso de varias temporadas, al estilo de The handmaid`tale, aquella distopia donde un estado teológico dirigía los destinos de los Estados Unidos, y de la que The state puede servir de complemento, mostrando las miserias del califato y la sumisión, a veces voluntaria, otras no tanto, de las mujeres atrapadas en él. Si te fías de mi gusto a la hora de recomendar series menos publicitadas, no dudes en hincar el diente a esta. Por desgracia, a día de hoy, hay que hacerse con ella de forma pirata, subtitulada y, al menos en los archivos que yo me descargué, hay partes donde hablan en árabe que no están subtituladas, pero tampoco dificulta en exceso seguir el hilo de los acontecimientos.
A los que dicen que es propaganda a favor de Daesh, decirles que no se queden con el primer capítulo, o que no les asuste si llegan a sentir simpatía por Shakira o Jalal, porque ellos no son ningunos sádicos, sino unos ingenuos víctimas de la propaganda del islamismo radical que les atrae mostrando una idílica sociedad musulmana que no se corresponde nada con la realidad. Algo que la serie va a mostrar sin cortarse, con escenas duras de degollamientos, decapitaciones e imágenes que nos recuerdan que parte del Islam sigue anclado en la Edad Media.
De la página GUÍA PARA NO PERDERSE EN EL LABERINTO DE LAS SERIES
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