Blues del autobús.

Voy en el autobús, en el número cinco en dirección al Chamartín.
Son las 21.30 y parece que todos vamos de retirada, se nota en el ambiente, cabezas cabizbajas y sonrisas a medio esbozar.
Casi nadie habla por el móvil, ya es un éxito, pues a las 9 de la mañana, ayer, parece que yo era el único sin móvil:
-Ya llego, voy en el bus.
-Dejé el desayuno preparado, no sé cuanto tardaré en volver.
-Esa oferta no la podemos aceptar, es menos que lo que nos cuesta traerlo de Taiwán.
-Me parece que llegaré con retraso, he cogido el autobús y va como una tortuga. Espérame en la cafetería y ve ofreciendo alguna rebaja en nuestra tarifa, que los malagueños nos quieren coger por los mismísimos.
Así y unos cuantos tacos que por pudor no reproduzco es la mañana del bus.
La noche me hace soñar con el descanso, con la compañía de los míos, con las zapatillas, con el taco de queso y un poquito de jamón, con el vaso de leche caliente y con la mantita encima de las rodillas y la tele, que aunque no la vea u oiga, está siempre ahí.
En la próxima parada, me bajo.
© Angel
Imagen: EMT madrid

Comentarios

  1. ¿Sueñas con la manta de las rodillas?¿No prefieres la mesa de camilla?, yo la prefiero sobre todos los muebles del mundo, un hogar es una mesa de camilla.

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  2. La mesa de camilla,hummmm, de qué me sonará ese título...mañana, más.
    Gracias Coco, mañana nos vemos por aquí...en la mesa camilla.

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  3. Me dá pena el hombre, que además de estar lejos de su casa,no está seguro de que va a llevar a cabo el negocio.
    Muy bueno, Angel.
    Si te fijas en el horario de uno y otro, verás que tu relato ha dado fruto.
    El tapete de ganchillo que no falte.

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  4. Genial, Ángel.
    Me ha encantado.
    Siempre es un placer pasear por tu rincón. O ir en autobús.

    Besos.
    AME

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