Sevillanas de Brooklyn

 


Las sevillanas son una historia de amor con final feliz

 

No hay nada que no supiéramos ya en esta genial comedia andaluza, rodada en Alcalá de Guadaíra, por alcalareños y con alcalareños: que lo primero que se aprende en un idioma son los “tacos”; que la familia no la eliges tú, sino que te “toca” y aprendes a quererla irremediablemente; que la espontaneidad, la alegría de vivir y el sentido del humor son cualidades que nos ayudan a sobrevivir cuando las cosas van mal… y que Wisconsin es un sitio que suena muy bien.

 

 

La historia comienza en el salón de una Peña Flamenca, donde Ana, una estudiante de Filología, da clases de sevillanas… y de inglés, (¡a la vez!), a niños del humilde barrio sevillano donde vive. Al terminar la clase, llega el momento de pagar los dos euritos que cuesta y ahí empiezan los problemas: “mi madre dice que se lo apuntes”, “pues yo te doy uno “namá” porque somos familia numerosa”.

A partir de ahí vamos conociendo a una serie de personajes, principales y secundarios, muy bien caracterizados, e interpretados, en su justa medida, por unos actores que demuestran su talento en cada escena; y que nos aproximan a una dura realidad, descrita con mucho humor.

En el elaborado y original guion de Juan Apolo y Nacho La Casa estos personajes se van definiendo por sus actos de solidaridad, de comprensión, de ternura, pero también de picaresca, envidia y celos. Y al mismo tiempo por sus frases memorables: “Mientras la Auxi esté cobrando el paro, a ti no te va a faltar un botellín”; “yo entiendo de esclavitud, porque he sido muchos años liberado sindical”, “esperábamos una niña, pero bueno… a su casa viene”.

Tópicos aparte (que los hay), la cinta retrata a la perfección la vida de una familia de clase humilde, sus inquietudes, sus problemas, sus recursos para sobrevivir y sus enormes valores: el apego a las tradiciones; el sacrificio que es capaz de hacer una madre por sus hijos; el compartir lo poco que se tiene; y la atención a los mayores, representados por la abuela, a la que todos cuidan y ese “¡guapa!” que le dice siempre su hija y que encierra todo el respeto y el cariño que se le puede tener a una madre.

 

Probablemente no será considerada una obra maestra del cine contemporáneo, pero no se puede negar que esta película está hecha con todas las cualidades que reflejan sus personajes. Cada escena contiene tantos detalles que te dan ganas de verla una y otra vez para poder fijarte en ellos.

Sin duda, la mejor manera de pasar una tarde en familia.

©Tony Parker

Comentarios

Entradas populares de este blog

Haikus de Muerte

Pakt (El pacto)

70 Binladens