Entradas

Mostrando entradas de septiembre, 2015

La adopción.

Imagen
Mi hija me comunicó con delicadeza que había adoptado a dos hermanitos. Eran gemelos y tenían cinco años. Habían sido abandonados y un trabajador de los servicios asistenciales, entristecido ante la terrible situación, lanzó la noticia a Internet. Mi hija, febril usuaria de la red, lo meditó durante veinticuatro horas y tomó la inamovible decisión  de aceptarlos en la que era su casa desde hacía pocos meses. Jamás había manifestado inclinación o instinto alguno que pudieran hacerme pensar en algo semejante. ¿Qué papel jugó la reciente independencia -y consiguiente soledad- a la hora de inclinarse por tan importante cambio en su vida? Me costaba imaginarla dedicando a los pequeños sus días y gran parte de sus noches. Hipotecando vacaciones y novios. En definitiva, un estilo de vida. Con  natural preocupación, intenté disuadirla. Argumenté que estaban ya crecidos y quizá presentaran graves problemas de adaptación. Además, la peculiar raza de los pequeños llamaría la atención. Lo  exóti

La tinta perdida

Imagen
Lejos de entonar otro canto nostálgico, advierto que empieza a ser una excentricidad sacar una libreta para escribir algo más que un dato en unos tiempos donde lo físico se reemplaza por lo virtual, que además es ingrávido y requiere menos esfuerzo. Pertrechados en nuestra solitaria sala de máquinas, completamos la ilusión de estar conectados sin gastar más energía que la de un tecleo autodidacta. Desde el sexo al trabajo fijo o del ocio hasta las compras -showrooming se le llama a la nueva costumbre de ir a una tienda tan sólo a mirar modelos y precios para luego comprar on line-, la realidad cambia sus formatos y con ellos se desvanece una parte de nuestra idiosincrasia a la vez que se gesta el nuevo sesgo del presente. En las reuniones, mi cuaderno cada vez está más solo, rodeado de iPads y encantadoras pantallas en las que la gente escribe sin el susurro de la punta del bolígrafo sobre el papel. Ese sonido de mecedora, de tierno arañazo, de pulso inquieto que aguarda la pausa del