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Mostrando entradas de marzo, 2011

Augusto Monterroso

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Paint: Karol Bak - Cuentos - Experiencias y gustos sobre la cosa Mi formación fue autodidacta. Dominé la escritura breve tachando. No se trata de suprimir palabras. Hay que dejar las indispensables para que la cosa, además de tener sentido, suene bien. ( entrevista a Augusto Monterroso de la revista guatemalteca Crónica ) El eclipse Cuando fray Bartolomé Arrazola se sintió perdido aceptó que ya nada podría salvarlo. La selva poderosa de Guatemala lo había apresado, implacable y definitiva. Ante su ignorancia topográfica se sentó con tranquilidad a esperar la muerte. Quiso morir allí, sin ninguna esperanza, aislado, con el pensamiento fijo en la España distante, particularmente en el convento de los Abrojos, donde Carlos Quinto condescendiera una vez a bajar de su eminencia para decirle que confiaba en el celo religioso de su labor redentora. Al despertar se encontró rodeado por un grupo de indígenas de rostro impasible que se disponían a sacrificarlo ante un altar, un altar que a Barto

Tomahawks y golosinas

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Tengo que hablar de un niño, pero me dan asco los que utilizan a los niños a su conveniencia. El político que besa a un colegial, la mamá narcisista que llora mientras su niña de 3 años se contorsiona en un plató de tv. El que acaba de dar una patada a un perro en la calle y en la escalera del bloque pone una cara tierno-mimosa cuando pasa la vecina, guapísima, con el hijo en brazos, para hacerse grato y ponerse a la cola, por si… Esta misma madre que, para sus adentros, llama baboso al vecino, pero que mirando a su criatura experimenta algo parecido a esto: “tengo que ser la pera, si he sido capaz de fabricar un niño tan así, yo, la fábrica, como mujer, como madre, estoy en la zona más alta de la gama en esto de producir milagros. Y además, es un niño, o sea, que soy capaz de producir, algo tan distinto y tan raro, tan poco parecido a mí, como un varoncillo". La mujer, después de esto, se siente mejor y sobrelleva el decaimiento en sus obligaciones del padre. Por eso no quiero us

"Siempre que sueño las playas, las sueño solas, mi vida."

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Foto de Carvohe Nunca parecía asustado, ese era el único don que se atrevía a exhibir, el resto se los guardaba para sí, a sabiendas, celoso, de lo que vale la información. Era un hombre consciente, a pesar de lo ausente de su mirada, sabía más de lo que aparentaba y callaba más de lo que decía. En el barrio le conocían por esa supuesta valentía de corcho-pan, por aquel orgullo arrabalero que le hacía partirse la camisa y sacar pecho ante la más mínima afrenta; los que le conocían de verdad, tal vez, a sabiendas de las cartas que llevaba escondidas en la manga se atrevían a tachar tanta barrabasada de farol. Yo sigo sin tenerlo claro. A veces prefiero pensar que pintaban bastos y él tenía as y tres. Dicen que la única diferencia entre un cobarde y un valiente es que uno sabe a lo que se enfrenta y el otro tan sólo cree saberlo; eso dijo Bukowski, supongo que para justificarse, era un viejo acojonado. No como este muchacho. Bebía, como el viejo cabrón de Hank, también para olvidar, para

Un chiste

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No tengo por costumbre escribir chistes, pues yo solo escribo ideas surgidas de mi inventiva. Mis relatos de humor no se parecen nada a un chiste, como se puede fácilmente comprobar si tiene usted a bien dedicarles un poco de su tiempo. Este chiste me lo contó un amigo: En unas maniobras del ejército la tropa se encontró que debido a las lluvias de los últimos días el torrente que debían cruzar aparentaba bastante lleno de agua. A la vista de esta situación el cabo Mitao ordenó con un grito a los soldados de infantería que formaran en columna de tres. Como eran cuatro se dirigió enfurecido al que había quedado indeciso y agarrándolo por la solapa le dio dos tortas en la cabeza. —¿Es que no entiendes lo que te he dicho? Serás subnormal. Escuchame bien. Por este riachuelo tienen que pasar veinte tanques. Comprueba, sin ningún genero de duda, que la profundidad es adecuada para que puedan pasar. Una columna de humo se acercaba recorriendo las áridas llanuras cuando regresó el soldado. El

La Siesta

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http://www.flickr.com/photos/diaz-galiano/ Dejé el periódico sobre la mesilla, me moría de sueño. El sol de primera hora de la tarde me cegaba, así que me moví hasta la única sombra del jardín. Apuré el café y aplasté el cigarrillo en el cenicero. Una buena siesta sería mi salvación. Me metí en casa para tumbarme en la cama de matrimonio y cerré la puerta. Se oía algún pájaro, la luz era una bendición que, lejos de calentar en exceso, me amodorraba sobre las almohadas. Cerré los ojos. Me he despertado muy mal. Estoy temblando. Me siento como si me hubieran cubierto con un manto de hielo. Es de noche, noche profunda. ¡Mierda! Pero, ¿cuántas horas he dormido? Es esta asquerosa vida, siempre con prisas. Y luego llega el sábado y estás reventado. He dormido una eternidad. Le doy al interruptor. Encima, no funciona. Esto me pasa por vivir apartado en una casita de una urbanización. En la ciudad, casi nunca se va la corriente. Tengo frío. Abro la puerta, el comedor parece un gran congelador.

Haikú

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Cenamos en el balcón aunque ya empezaba a refrescar. Me resistía a que se acabase el buen tiempo. Ignoraba los escalofríos que me recorrían la espalda. –Quizá sería mejor recoger la mesa. ¿No tienes frío? No respondí; le miré con curiosidad, como si fuese alguien a quien no conocía demasiado. Me llené la copa con el vino blanco que quedaba en la botella y pensé que a pesar de llevar tanto tiempo juntos había mucho que no le había contado. No eran secretos, ni nada inconfesable. Eran cosas mías que no había necesitado compartir. ¿Tendría él guardadas otras? ¿Sería posible descubrir algo nuevo y escondido, una vida que hubiera yo ignorado durante años? –Ponte la chaqueta, no quiero entrar todavía. Siéntate un rato –le pedí. –Voy a leer a dentro, ahí fuera no hay buena luz. Hubo un tiempo en el que, por la noche, me ponía su bata larga y me gustaba envolverme en ella. Él metía las manos entre las mangas anchas y decía que mi piel era lo más suave que existía en la tierra. No eres como el

Un cuento Chino

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El 16 de marzo próximo inauguro en la Biblioteca de Andalucía, en Granada, una exposición en la que relato con imágenes y con palabras la experiencia de la adopción de mi hija. La muestra se titula “Un cuento chino”, y se compone de 13 cuadros acompañados por un relato compuesto también por 13 fragmentos, en los que he querido contar el viaje de ida y vuelta hacia la paternidad. Un viaje revelador a mi propio pasado y al renovado presente de mi familia. En sucesivas entradas iré descubriendo las imágenes y los textos hasta completar el relato total. Por supuesto decir que, como siempre, primero fue la pintura quien contó la historia, y después, de forma casi simultanea, fueron apareciendo en este blog unos textos que describían la misma historia que los cuadros, y que se abrazaron a ellos para contar a dos voces el mismo cuento. Por vez primera en muchos años las obras expuestas representan justo lo que necesitaba pintar, lo que quería revelarme a mi mismo, y lo que quería contarle al

En las profundidades

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Apaga la luz, que no quiero ver mis pensamientos. Publicado por flower http://theblogenflor.blogspot.com/2011/02/en-las-profundidades.html