mañanas de julio

Hay mañanas de julio que nada más salir a la calle noto que son especiales, mientras voy andando se agolpa en mi cabeza el recuerdo de olores, sonidos y nombres antiguos, momentos de iniciación. Una puerta abierta a lo nuevo, que hoy por el motivo que sea se hace presente. Me quedo un rato dándole vueltas en la cabeza a todo esto. Busco un sitio donde sentarme. Encuentro un banco de piedra con respaldo de madera. Reposo la cabeza y doy rienda suelta. Cierro los ojos. Me gustaría contárselo a alguien, pero por otra parte se que nadie lo entendería. Muevo la cabeza, me agito y empieza la lista, Tagore y su Gora, el muro de Pink Floyd, cualquier canción de Joan Baez, el olor y la textura de Coperttone, un helado de corte de la marca Camy, Fernando bailando una canción de los Creedence, agua de colonia Ô de Lancome, el ponche que hacía mi madre, también su tortilla de patatas, mis polos de Lacoste,...