Infarto

Al padre de Julio Castro le había dado un infarto. Fuimos al tanatorio en el coche de mi hermana. Antes de entrar al velatorio, ella y mi cuñado se pararon a hablar con tres mujeres; parecían amigas, contentas de volver a verse quizás después de mucho tiempo. La más alta llamaba la atención: melena negra larga y lisa, abrigo lila y botines. Un cirujano se había ganado unos cuantos euros estirándole la cara. Mamá llegó con Carlos, mi hermano pequeño. Le habíamos regalado un bastón para Reyes y era la primera vez que la veía caminar con él. Mamá con un bastón, qué fuerte. Entramos todos juntos a darle a Julio el pésame. Carlos, mi hermana Pili, mi cuñado Alberto, mamá y yo. El pobre Julio hacía muy mala cara, pero cumplía con su papel de anfitrión. -¿Quiénes eran esas? -le pregunté a mi cuñado al salir, rodeándolo con el brazo. -No lo sé muy bien -Se siente intimidado cuando nota el contacto físico. Me divierte ver como se encoge-. Pili las conoce, hemos coincidido un par de veces...