Cien años de Perdón

Mientras en el Congreso siguen tratando de clausurar el mandato político con mayor número de casos de corrupción de la historia de la Democracia española, la cinematografía patria parece haber encontrado en el thriller el perfecto catalizador para despertar al fin de ese letargo que le hacía reaccionar con torpeza y pudor a su realidad circundante. Enrocado en un revisionismo histórico perezoso, el cine español se ha mostrado tradicionalmente incapaz de atender a la realidad social del momento sin salirse de las vías de un desgastado modelo de cine social de brocha gorda que nunca entendió que la forma también es fondo. Aún más, y más alarmante, resulta vislumbrar que en la eterna marejada de la cuestión del “cine español” pesaba hasta hace poco una especie de "pacto de no agresión" por el cual, en pos de una industria unificada, se habría de apostar por un cine comercial apolítico y conciliador; una auténtica pantomima que, por omisión, no hacía sino reflejar una ideologí...