Michael Clayton




              Excelente película sobre el género de intriga-suspense. Centrada en la mierda tan espantosa que anida en una gran firma de abogados, de esas que por ganar mucho dinero defienden a las grandes corporaciones de canallas y desalmados, sabiendo que lo son y sin la más mínima conciencia. El dinero lo compra todo y estas cloacas o bufetes de la abogacía, son templos donde al único que se adora es al dios Mammón.


              Michael Clayton" es un film a ratos intrigante y a ratos cansino, nuevo ejercicio de George Clooney por reivindicarse como actor serio (o de films de temática seria). En cambio, el célebre actor todavía no puede evitar que su careto ocupe todo el cartel de la película buscando la comercialidad. Lo que aquí se cocina es un nuevo film sobre la integridad, la responsabilidad de hacer lo correcto frente a la corrupción en el complejo mundo de la abogacía y la empresa moderna. Es decir, no es una película para ver con los niños en el cine. El director, Tony Gilroy, tiene todo mi respeto ganado como guionista en base sobre todo a la trilogía de Bourne pero en su salto a la realización se le nota un tanto desequilibrado, le falta rematar la intriga, dar esas pinceladas de sabiduría que hicieron grandes a otros films de esos "serios" recientes como "El buen pastor". Clooney trata de adaptarse a su papel de pseudofracasado (ni es abogado ni policía) pero tiene el lastre eterno de quitarse la pose de Don Juan y hacer creible sus papeles. Trabajo doble que Clooney en contadas ocasiones ha salvado (no es algo del todo malo, también le pasaba a Cary Grant). Hay que afinar bien los oídos y en general todos los sentidos porque "Michael Clayton" más allá de que su mensaje final sea más o menos original, más o menos impactante, sí que exige al espectador concentración. Nada de apagar las neuronas.


La película apela por enésima vez al conflicto que provoca la integridad cuando se despereza en determinados corazoncitos. Por el camino nos presenta una interesante trama de ambición y crimen, nos dibuja las miserias de la trastienda de la justicia, la crisis de identidad de un abogado (Wilkinson), y los sucesivos problemas personales de un Clooney involucrado hasta las trancas en esa trama de bufetes, minutas multimillonarias y arrepentimientos.

Y la narración es eficaz, por mucho que se diga lo contrario. Requiere cierta atención por parte del espectador pero ahí se acaba el problema. Quizás sea algo exigente al presentar situaciones y personajes que se van definiendo a medida que avanza el metraje y no de forma inmediata; pero ya digo, poco más.


Los bufetes, claro está, se valen de profesionales trabajadores, personas que por un sueldo que les permita sobrevivir y pagar sus deudas, han de hacerles todo tipo de trabajos sucios. Evidentemente este análisis está muy bien grabado: el bien vestir, la finura, la preparación para convencer y engañar, la corbatas, los peinados de categoría, etc, todo para dar el pego lo más posible y camuflar la verdadera podredumbre que guardan debajo.


Lo mejor del guión, filmado con mucha maestría, es el papel de la fémina, de la alta ejecutiva de gran Empresa o Corporación, interpretación genial que hace Tilda Swinton, donde nos expone con toda lucidez como las mujeres cuando ocupan altos puestos sociales, ya en Corporaciones, ya en la Política, en la Religión, en las Fuerzas Armadas, en la Banca o donde sea, tienen tan mala leche, son tan machistas y tan perras de colmillos retorcidos como lo puedan ser los machos. Por más que se vistan con tacones de andares delicados, con sus look de pelos coloreados, con sus modelitos sensuales o aparentando debilidad, cuando tienen que joder y mandar asesinar lo hacen igual que los machos. ¡¡¡Es la llamada paridad social!!!


Con tal de mantenerse en el poder, en la perrera y con su ración de huesos caros, arrojan el alma y la conciencia por el primer retrete donde sienten sus posaderas. Eso sí, a cambio, ganarán mucho dinero, sudarán muchas camisas y bragas, sufrirán mucho estrés y como a todo cochino o guarra, también le llegará su "San Martín". Dicha filosofía está dura y friamente desarrollada en la película, y Tilda Swinton es una espléndida actriz que sabe como pocas encarnar estos papeles de mujeres traslúcidamente machistas en cuanto se les da la oportunidad ejecutiva de ponerlo de manifiesto (recuérdese el papel similar, que hizo a la perfección, interpretando a la lider desalmada, jodona y cabrona, con más mala leche que el peor de aquellos hippys playeros y drogatas del filme "La playa", de Danny Boyle, USA 2000).


No dejen de verla con detenimiento sobre lo dicho. Es importante.

Fej Delvahe

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