Golpe de Suerte

Hace ya más de una semana vi a Woody tocando el clarinete para inaugurar el Festival de jazz de Barcelona y, aunque la experiencia fue buena, a Woody se le veía mayor; le costaba tocar algunas canciones y a menudo tenía que hacer pausas para recuperar la respiración. Ante estas dificultades, de manera improvisada se estableció un acuerdo no verbal entre los miembros del público: cada vez que se produjera una de estas pausas aplaudiríamos para animarle y lo haríamos de nuevo cuando se reincorporaba a la canción. Este acuerdo se mantuvo a lo largo de todo el concierto y la verdad es que el resultado fue bastante tierno. Un grupo de fans del director nos habíamos reunido para escucharle tocar en directo, quizás por última vez, y aunque Woody ya no tocase como antes, le animábamos, porque le teníamos cariño, porque a lo largo de tantos años nos había hecho vivir experiencias maravillosas frente a la gran pantalla y ahora que teníamos la oportunidad queríamos agradecérselo.



Sin embargo, esta experiencia despertó en mi un miedo ya conocido con el que cualquier fan de Woody que haya seguido su carrera estos últimos años podrá sentirse identificado ¿Y si Woody ya no podía hacer películas como las de antes? ¿Y si a Woody, en el cine, al igual que con el clarinete, solo le quedaba hacer lo que podía mientras sus fans acérrimos aplaudíamos lo que fuese que estrenase por malo que fuera para agradecerle aquellas películas suyas de hace años que nos hicieron enamorarnos del cine?






Ayer se estrenaba su nueva película y entré al cine con estas dudas aun en la cabeza, me senté en la butaca con ellas y me hicieron compañía hasta que terminaron los créditos iniciales, pero tras la primera escena se dibujó una sonrisa en mi cara que no desapareció hasta el final del filme. Las dudas, decepcionadas, abandonaron la sala, dejándome a mi dentro, disfrutando.

Supongo que ahora viene la parte de la crítica en la que justifico racionalmente por qué esta película es objetivamente buena, por qué a todo el mundo debería gustarle y por qué quien diga lo contrario está terriblemente equivocado, pero la verdad es que no le veo al sentido a eso. Quizás se debe a que no suelo escribir críticas, quizás ya me acostumbraré a las convenciones del género cuando haya escrito algunas más, pero lo cierto es que si recomiendo esta película es porque cuando estaba viéndola no quería estar en ningún otro lado, así de simple, y esa sensación es la que hace años me hizo enamorarme del cine y, sin lugar a duda, la que me hizo enamorarme del cine de Woody Allen. La película no es una gran innovación dentro de su carrera: los temas que trata ya han aparecido en otras películas suyas, el tono también e incluso el tipo de trama y sus personajes le resultarán familiares a cualquier fan del director. Esta película no representa una revolución, pero francamente, creo que no necesita serlo, ya que pese a resultar familiar o quizás gracias a ello, es sin duda encantadora, encantadora como todas las películas de Woody que nos vienen a la mente cuando pensamos que esta se parece a ellas.




No le pongo de nota a esta película un diez porque la considere perfecta, sino porque considero que este otoño hay pocas cosas tan recomendables que hacer como ir a una sala de cine y regalarse a uno mismo su visionado ¡Y es que es tan otoñal! ¡Incita tanto al disfrute del otoño! Merece ir a ver esta película, aunque solo sea para que le entren ganas a uno de pasearse por la ciudad pisando hojas secas con un cucurucho de castañas en la mano y quizás incluso con la leve esperanza de tropezarse por azar con el amor de su vida, al fin y al cabo, nunca se sabe cuando puede producirse un golpe de suerte.

Woody aún tiene por ofrecer y lo demuestra con esta película, ligera como pocas, que ha logrado mantenerme sonriendo sin pausas una hora y media, no rememorando los viejos buenos tiempos, sino dándome cuenta de que los buenos tiempos siguen aquí. Gracias por tanto Woody. Si esta ha sido tu última película me alegro de ello, es digna de tu carrera, pero si de verdad logras estrenas otra película como parece que quieres hacer, allí estaré el día del estreno, sentado en mi butaca, con menos dudas y más ilusión. De verdad, gracias por todo.

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