Julieta


Mi cita en el cine con Pedro ya llegó. Es algo que busco ansiosamente tras haber visto su última película hace ya dos años, "Los amantes pasajeros”, comedia alocada aborrecida por casi todos, que me pilló en un momento extraño que ahora veo muy lejano. “Julieta” me pilla en pleno apogeo de alegrías y emociones. En el mejor momento posible como en su momento me pasó con “Hable con ella” o incluso con “Volver”.


Cine de una fuerza dramática casi imperceptible por lo austero y desnudo que lo presenta Pedro. Un torrente de emociones todas juntas arremolinadas sobre unos personajes magnéticos, vivos por dentro y por fuera que cierran un círculo de contención (en las palabras, en los gestos, en esos escenarios) apabullante. Qué acertado ese título original de silencio porque es precisamente ese concepto (lo básico, lo que no hace ruido, lo que fluye por dentro dejándote inmovilizado, sufriendo y disfrutando con la historia) lo que eleva a Julieta a la categoría de verdadera obra maestra y sí, probablemente, a la consideración de la mejor película de Almódovar no en mucho tiempo, sino de toda su carrera.


Es la culminación absoluta de un estilo depurado al máximo que no por ello se olvida de lo realmente importante: Pedro, una vez más, rasca las heridas, las cura e intenta cicatrizarlas a través de personajes, de diálogos, de monólogos y de muchas más cosas que son la esencia de todo su cine.


Muchos la han calificado como la menos almodovariana de sus películas, pero yo no estoy de acuerdo: Julieta huele a dolor, a perdón, a desamor, a alegría contenida, a tantas y tantas cosas que el universo del manchego ha sabido retratar con acierto a lo largo de los años. Ello sin embargo no es óbice para reconocer que Julieta se mira en Hable con ella y en Volver fundamentalmente lo que, en todo caso, me parece algo natural en Pedro. Es evidente además que aunque en Julieta el dominio del guion y de la dirección es absolutamente perfecto (pero que difícil lo tendrán ahora sus detractores habituales), su espíritu, sus colores, sus detalles artísticos (guiños constantes y homenajes a los mitos de Pedro), sus cameos reconocidos y no tan reconocidos y por supuesto la elección de las actrices (portentosas todas ellas, al nivel del elenco de Volver) te llevan inmediatamente a Pedro.


Julieta es la película que yo quería ver. Es la película que necesitaba ver y que me llena de felicidad y emoción en un momento vital de alegría. Es la película que Pedro me ha regalado y por lo cual le estoy inmensamente agradecido. Gracias, Pedro.



Pablo

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