Broadchurch (1ª temporada)


Antes que HBO estaba la BBC. Antes que los Sopranos, estaba Eastenders, antes que Galáctica estaba Doctor Who.
Antes que nadie estaban los ingleses, y nunca han dejado de pisar el acelerador, nunca dejaron de crear, de crecer, y aun con el piloto automático producen obras maestras en cualquier género. Con menos de la mitad de presupuesto, la TV inglesa sigue marcando el camino, como por ejemplo la cada vez más generalizada reducción del número de capítulos en las series americanas, marca de la casa de la ficción británica, donde la calidad siempre impera sobre la cantidad.


En el caso que nos ocupa, el thriller costumbrista o como se llame al género donde un crimen altera los cimientos de una reducida comunidad de vecinos de un pueblo costero, Broadchurch es un ejemplo de maestría absoluta en el que actores, fotografía, música y guion, sobretodo guion, están elevados a su máxima potencia.


Para enfrentarse a Broadchurch hay que estar preparado. Porque no siempre tiene uno la oportunidad de bucear así en la desolación y el miedo. Lejos de las fórmulas efectistas, de los misterios enrevesados en mil trampas o de los fuegos de artificio esta serie ofrece sequedad y golpes. Partiendo de la base de un crimen se compone un fresco de personajes tan normales como cualquiera puede serlo. Y es justamente esa perspectiva, la de la normalidad, la que hace el conjunto demoledor.


Describir las andanzas de los detectives es casi imposible. Hay que ver esta serie para comprenderlo. Lo que consiguen David Tennant y Olivia Colman es asombroso. El espectador se ve sometido de inmediato a la acción porque sabe que eso que está viendo pasa. Ocurre a diario. Ese es el horror y el triunfo de esta serie. Esa es la clave: El dolor es uno enemigo que aprovecha la cercanía.
Con una muy notable descripción de personajes, vamos conociendo tipo/as de toda calaña y condición: Ex-alcohólicos, presuntos pedófilos, cornudos/as, inadaptados/as... Nadie se libra de sospecha, a pesar de ser un pueblo en el que todos se conocen, y en el que nunca pasa nada fuera de lo normal. La pareja de detectives que lleva el caso son la antítesis: él, borde y antisociaL, con pasado profesional algo turbio; ella, simpática, bonachona, pero falta de experiencia en casos de asesinatos.


Sumad a todo ello un paisaje impactante, una música que traspasa y un plantel de secundarios que quita el hipo. Ese es el torbellino emocional que nos propone Broadchurch. Sencilla, directa y devastadora. Así es la serie británica que cuenta con 8 episodios que consiguen lo que muchas series no saben conseguir en tres temporadas, aunque esta las tenga.


Las pruebas, los testimonios, la interferencia de los medios de comunicación (siempre en busca de la exclusiva, sin importar las consecuencias), de los sospechosos que quieren dejar de serlo, de sus historias personales, todos estos hilos estos irán entrelazándose, formando una maraña que habrá que deshacer camino del final; un final, a mi juicio, acelerado. Ese es mi único "pero" a esta notable primera temporada de la serie.


Lo mejor: Olivia Colman. El argumento. La música. Su devastadora visión de la realidad.
Lo peor: Que duele hasta cortar la respiración.



Tirant & Inspector Sacha & Pete Salinger

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