Arde Madrid


El guion ha sabido elegir unos protagonistas con personalidad propia, que se ven ensalzados al lado de la figura de Debi Mazer como Gardner. Inma Cuesta y Paco León demuestran tener una química en pantalla que hacen que el espectador aplauda el buen hilo narrativo de la trama principal. La realidad es que Gardner es la excusa para mostrar una realidad de aquel tiempo en la sociedad alta, pero también en su servicio. Por esta parte, Anna Castillo encarna una joven ingenua de su época, algo que hace recordar su papel en ‘Amar en tiempos revueltos’ como Dorita. El puzzle de personajes está muy bien construido, algo que da naturalidad y carisma al resultado.



La multitud de cameos encarnando a personajes célebres de la época es un guiño hacia el público que se agradece. Se ven varios reencuentros de actores que trabajaron el mismísimo León en series o películas como ‘Aida’. Un homenaje en toda regla a grandes figuras de la farándula española como Lola Flores. Por último, subrayar positivamente la inclusión del general Perón y su esposa, Isabel. El matrimonio argentino da ese punto de guindilla que crea un universo más alejado de la superficialidad de los focos y más cerca del realismo.

La metáfora visual de la elegancia caótica

Si se habla de una estrella como Ava Gardner es imposible no mencionar los excesos y faltas que vivió la actriz americana. De forma visual, Arde Madrid construye un cuadro en el que se puede leer entre líneas como es la realidad de Gardner: desordenada, pasional y caótica, pero brillante. Por ende, esta tempestad de Hollywood también arrampla con la identidad de la ficción. Todos los personajes viven su propio embrollo emocional, sexual y vital. El blanco y negro consigue que no sea un recurso caprichoso, sino que aporta sensualidad y elegancia a la serie. Se da un tono necesario y es una apuesta arriesgada que ha obtenido un resultado impecable.


La realización técnica está muy cuidada y con la intención clara de no caer en los estereotipos de telefilmes de estrellas. Se ve que no va con la intención de ser un realismo crudo, pero los planos dibujan un realismo que acerca a las figuras que se presentan al público. La ambientación del Madrid de los 60 está muy bien construido. No se puede negar también que hay un ritmo visual y narrativo muy dinámico. La duración ayuda que sea una ficción televisiva muy fácil de consumir, además de saber encadenar las problemáticas que se exponen para tener al espectador pendiente. La iluminación y la fotografía son de aplaudir, dado que es lo que aporta mayor dramatismo y ensalza el frenesí en pantalla.

El sabor cañí de la España más hollywoodiense

Paco León es un realizador que bebe mucho del ideario español, ya sea de una forma más conceptual como en ‘Kiki, el amor se hace’ o más artística y directa como pasa en Arde Madrid. Desde el principio se presentan algunas de las brillanteces de la cultura española y por la que es conocida en el resto del mundo. La música da ese aroma cañí con un desgarro del flamenco que agradece la ficción. La inclusión de personajes arquetípicos de ese tiempo como los gitanos, las mujeres franquistas o la Guardia Civil aporta hacia esa esencia nacional que para un proyecto de este calibre era difícil de manejar. Los elementos más hispanos se ciñen a la influencia americana del momento y juegan con el humanismo propio de los personajes.



No es extraño que se busque que estén de forma anecdótica personajes como Lola Flores, Carmen Sevilla o la propia Marisol. Por lo cual, se entrega al público de una manera visual historia de su propio país. Con esto, da información sobre esas grandes noches matritenses que ahora ya son inspiración para nuevos artistas. Ese universo madrileño que era capaz de mezclar a una diva de Hollywood con una de las folclóricas mejor valoradas en Europa, los gitanos con los artistas. Una parte de la historia de España que merecía ser contada y ha sido llevada a cabo de una manera bien bordada.


Es posible ver hasta realidades de ese tiempo como el tráfico de embarazos. Por último, la idea es muy original e inteligente. En el universo de grandes artistas, hay siempre un servicio que “oye y ve, pero calla”. Es muy interesante ver más allá de la vida de esta gran figura, para ser una serie coral en el que todos merecen ser escuchados.

Conclusión

Arde Madrid es una ficción española que ha sabido mezclar el sabor cañí con el glamour de Hollywood. Una serie que habla sobre los sentimientos, lo destructivo y las pasiones desde un prisma en continuo contraste. Unas interpretaciones excelentes encabezadas por Paco León e Inma Cuesta. Debi Mazar da una gran actuación, resucitando en su piel a Ava Gardner. Una idea original con un resultado impecable. Un retrato de la España franquista en el que el arte, las grandes figuras, las polémicas, los excesos se unían a la buena moral del tiempo, al que dirán y la decencia. Una manera de afrontar distintos temas más generales como el amor hasta más íntimos como el deseo de ser o no padre. En resumen, es la explosión de las pasiones en una de las España más herméticas de la historia. Un deleite y una muestra del gran avance de la ficción española.



Diego da Costa

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