El cuarto pasajero
Es disparatadamente divertida. ‘El cuarto pasajero’ es una
road movie en la más pura esencia de lo que este tipo de cine significa y
poseedora de lo que este tipo de cine ha de tener para atraer, divertir y hacer
disfrutar. Recurriendo a la sencillez en la mayor parte de los aspectos que
hacen una película como tal, Álex de la Iglesia juega con todo lo que se le
antoja jugar y nos trae una cinta en la que lo absurdo de las situaciones y los
instantes cómicos con un guion ácido y mordaz hacen las delicias de quien la
disfruta. Además, dichos diálogos invaden todo cuanto va aconteciendo a
nuestros protagonistas y nos va enseñando y sumergiendo en la historia, para
enmarcarlo todo en clichés reconocidos, pero inteligentemente utilizados y
hacer que no puedas parar de reír desde casi el minuto de inicio y hasta que
termina la película.
Cuatro son los grandes protagonistas de la película. A saber,
Julián, a quien da vida Alberto San Juan, poniendo un poco el orden y el
control en este alocado viaje, hasta que esto deja de ser así y podemos
disfrutar de un Alberto San Juan al que la desesperación le hace comportarse
como no podíamos imaginar. Lorena es a quien interpreta Blanca Suárez, una
joven cargada de emociones y sentimientos que parece querer más de lo que dice
querer. Genial trabajo por parte de la actriz madrileña en su tercera película
con Álex de la Iglesia; está cómica, intensa y con un gran poder para empatizar
con ella gracias a su expresividad. Rubén Cortada es otro de los integrantes
del viaje, un joven apuesto y con una forma de ver la vida que desesperará y
divertirá casi a partes iguales. Pero sin duda, sin lugar a dudas, Ernesto
Alterio es otra cosa en ‘El cuarto pasajero’. Personalmente hablando su
personaje es quizás uno de los personajes que más me han divertido en una sala
de cine en los últimos tiempos; es tan desesperante que no puedes parar de reír
cada vez que abre la boca o que hace cualquier gesto. Sin decir spoilers, la
escena de la gasolinera es una locura…
Claro que para que una road movie así, donde los kilómetros
van corriendo junto con la trama y el metraje, mucho le debe a un guion que
sepa mantener la misma velocidad que lo que estamos observando en pantalla.
Hacer reír a la gente debe ser uno de los trabajos más complicados para
cualquier guionista o cineasta casi con total seguridad, pero Jorge Guerricaechevarría
y el propio Álex se han montado unos diálogos intensos y jocosos que dibujan
una sonrisa en el espectador que solo se ve quitada del semblante cuando ha de
dejar paso a ser carcajada completa.
Luego es curioso el tema de la valentía que siempre puedo
saborear en el cine de Álex de la Iglesia en general. Llevar una comedia de
este ritmo a lugares tan insospechados, a ese giro de guion y acompañarlo todo
con un final como solo el director bilbaíno es capaz de regalar al público es
un ejercicio de valentía, ya que donde mucha gente puede ver lo absurdo, el
ofrece unas situaciones cómicas disparatadas, sí, pero organizadas e
inteligentes a su vez. Además, salvando las distancias, te quedas con la
sensación de que el cúmulo de situaciones tan disparatadas bien podrían
ocurrir, alejando de tu mente la idea de una fantasía a la hora de narrar la
cinta que te lleva a plantear como esa gente puede meterse en semejante
embrollo y como pretenden salir del mismo.
En definitiva, si quieres reírte, disfrutar muchísimo y formar parte de un viaje intenso, bien orquestado y con cuatro pilares tan divertidos que pocas veces se han juntado en una pantalla, ‘El cuarto pasajero’ es una película imperdible, puesto que ofrece todos estos elementos de una manera notabilísima y con muy buen gusto. Y además, nadie debería no disfrutar de este Ernesto Alterio, lo digo de verdad…
© Garzía (Granada)
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