Vasil



Vasil es un inmigrante búlgaro que intenta, con sus recursos, buscar un trabajo y asentarse en Valencia. De cultura exquisita, vemos cómo intenta adaptarse en casa de Alfredo (Karra Elejalde) que lo acoge temporalmente en su casa. Las interacciones entre los dos generan cambios en ambos, especialmente en Alfredo.


La directora Avelina Prat, consigue que a partir de esa situación se toquen varios temas con diferentes capas. Uno de los temas interesantes es la relación padre/hija que aflora como relevante sin dejar que siga profundizando en la relación entre los dos hombres que cohabitan en una distancia que se acorta y estira a lo largo de toda la película. Veremos las dificultades para conseguir un trabajo pero también los recursos que despliega para conseguirlo.

Iván Barnev, el actor búlgaro que se pone en la piel de Vasil, no sabe español, tuvo que aprender de memoria los textos que no son pocos. El resultado de expresión y comunicación es muy convincente así como sus registros actorales que dan mucho carisma a Vasil. Con él tenemos la oportunidad de ver cómo conectan dos mundos, el del migrado que ha de buscar su acomodo en un entorno hostil y el ya acomodado. Avelina Prat ha conseguido que los veamos interaccionar sin estridencias ruidosas, en el día a día, nos pone las gafas para que de forma sutil veamos las dificultades de conexión y cómo se posicionan las personas que pueden favorecer el acomodo de esas personas migradas. Lo hace desde el centro de la cotidianidad del día a día sin buscar situaciones límite, desde el salón y la cocina de la casa y desde las calles que transita a diario. Todo ello con un tono muy respetuoso con todos los personajes, dejando pasar la vida, jugando con evocaciones de protagonistas inmateriales como el sofá vacío. Con una música que respeta esos tiempos, el clarinete que acompaña tímidamente esa sucesión de momentos y de espacios. En definitiva, un cine para saborearlo sin escatimar y poner la mirada en el drama social que acontece a nuestro lado cada día.

Por otro lado, la hija, Alejandra Jiménez es quien pone el interés por la historia. Avelina Prat, llegó a esta idea a partir de una historia similar que vivió su padre y la quiso escribir. Así que el guión está bien amarrado a la vida y al deseo de conocer mejor lo que se vive, también de indagar en la relación de una hija treintañera con su padre donde regala momentos muy jugosos.

La directora ha contado además de la pareja protagonista y la hija que están soberbios, con Susi Sánchez que como es habitual en ella magnetiza. También con Sue Flack, otro personaje migrado pero de los que llega con más o menos acomodo y que deja intuir que todas las personas hemos de buscarlo de una manera u otra y que los deseos profundos de mejora y de bienestar tanto para nosotros como para nuestras personas queridas sirven de motor de adaptación.

Por último, decir que esta película aporta un tono muy personal que se disfruta durante toda la película además de una sensibilidad y mirada veraz y respetuosa. Deseando ver más películas de Avelina Prat que sin duda aportarán este punto tan original que ha logrado con Vasil.
(C) Afri.

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