No te revuelques en la tristeza


Me cuentas que te duele todo, así como ante todo te hacía cantar, hoy dueles.
No me gusta saberlo.
Te estás matando, amiga, a tu esencia.
Esa mujer serena, plena, contagiando optimismo, a la que le brotaban margaritas cuando dormía, hoy se revuelca en su tristeza.
A veces me parece que hasta te  place hacerlo.
Olvidaste el milagro, la luz, esa cercanía con lo no profano, casi santa.
Divina.
El mundo está cada vez más gris.
¡Le hace tanta falta tu alegría!
Te apagaste por dentro.
La música también se ha ido.
Estoy cerca.
Quizás entre las dos logremos hacer que regreses.
Buscaremos algo de lo que puedas aferrarte a la Vida.


Alicia María Abatilli 

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