Valeria


Historias de mujeres para el mundo

Hay cierta tendencia a pensar que las series (o libros) escritos por mujeres con problemáticas que envuelven su universo femenino son exclusivamente para mujeres, pero es un error. Con Valeria, adaptación en serie creada por María López Castaño, adentra al espectador al universo originario de las novelas de Elísabet Benavent. Lejos de convertirse en un cliché, se desmarca para dar una visión realista de los problemas que azotan a sus protagonistas y permite que el público empatice con ellas fácilmente. Además, pese a poder estar pensado para un público femenino, se abre en canal para hacer entender esas preguntas existenciales a todo tipo de géneros, condición social… Por lo cual, es una serie que se gesta desde una narrativa audiovisual de forma universal y regala a la audiencia un retrato fresco y muy inteligente.





La manera en la que marca las líneas narrativas despierta un interés vivo en todo momento y sin elementos rimbombantes. Es más, la gran baza de esta ficción es poder llevar todo esa potencia a través de un marco aparentemente sencillo, pero con una visceralidad y reflexión importantes. Por otra parte, entra en debates de género y de feminismo de una manera totalmente orgánica, lo que hace que se explote un prisma totalmente cotidiano, sin caer en el heroísmo social innecesario. Gracias a ello, el espectador se encuentra ante situaciones reales, poniendo por bandera la necesidad de crear referentes que no sean perfectos. Al igual que pasa en la vida, los personajes de esta serie giran en una diversidad excelsa. Únicamente en algún episodio puede pecar de cierto aroma romántico, pero no compromete al resultado global.

La sencillez como arma

Una de las peticiones por el público es un reparto a la altura y Valeria lo consigue desde el primer momento. En primer lugar, Diana Gómez ofrece al público una Valeria magnífica, otorgando una interpretación sublime. Inclusive, es imposible imaginar otra actriz en este papel, dado que le da una personalidad y una luminosidad excelentes. Sin olvidar esos matices expresivos que hacen de Gómez una perfecta columna actoral y punto de referencia de la sensibilidad. Luego, está acompañada de tres actrices que brillan en todo su esplendor. Por un lado, Silma López, es un placer verla en pantalla, sabe transportar todo ese dinamismo en su trabajo y lo cuida con un detalle que se aprecia en todo momento. Además, es magnética y con una energía en continuo movimiento. Por lo tanto, es ese pizca de picante necesaria.




Después, Paula Malia refleja el tipo de amistad más blanco, pero que dentro esconde todo un universo de contradicciones, sin apartar su luz, a veces se muestra incómoda. Por otra parte, Teresa Riott es una de las gratas sorpresas de la ficción, encorsetada al principio va evolucionando hasta ser una de las curiosas metamorfosis de la ficción. En consecuencia, hay un mimetismo entre los actores y sus personajes muy conveniente. Luego, es conveniente subrayar las interpretaciones de Maxi Iglesias, Aitor Luna e Ibrahim Al Shami. Mientras que Iglesias demuestra su madurez como actor, Luna y Al Shami controlan la escucha, estrujan su factor emocional y su forma de moverse en escena. Una química excelente que se establece entre todos los intérpretes.

Bienvenida a Madrid

La ficción española ha cambiado a lo largo de estos años, dando una calidad a las series necesaria e impecable. Con Valeria sumerge al espectador en Madrid, ofreciendo un retrato de la ciudad vivo y no solamente circunstancial. Al igual que series como «Gossip Girl» o «Sexo en Nueva York», Madrid se convierte en el escenario perfecto y contiene en sus imágenes una belleza placentera. Por lo tanto, la dirección de fotografía cuenta con un sello de calidad sobresaliente, en el que transporta al público a esa vorágine sentimental y estética. Lo mismo ocurre con la dirección artística, que realiza una composición ordenada, pero sin caer en neutralidades, lo llena de color y de dinamismo. La confluencia entre estos dos factores técnicos hace que esta serie no tenga nada que envidiar a proyectos estadounidenses, con mayor presupuesto, ya que contiene en sí misma toda esa virtud estética y visual.




El montaje es otro de los aliados más predominantes de la ficción. Gracias a ello, establece una estructura en movimiento, consiguiendo que el ritmo no decaiga en ningún momento. Es más, añadir elementos de la cultura popular como los mensajes de aplicaciones móviles y textos impresos en la pantalla le dan ese toque interactivo. Sin embargo, en algún momento sí que se nota que se hace un uso excesivo de esta técnica, pero, al igual que el romanticismo en grandes dosis en alguna secuencia, no estorba. Después, la composición sonora es actual y bebe de éxitos contemporáneos. Por suerte, el hilo conductor está bien establecido y empasta a la perfección con lo que se muestra en pantalla. En conclusión, el conjunto global a nivel técnico es un conglomerado lleno de vida y acorde a la calidad del texto que hay detrás.

Conclusión

Valeria es una serie con un mensaje que merece ser escuchado, se desmarca de clichés de género y ofrece un libreto lleno de personalidad y fuerza. Además, cuenta con un reparto actoral excelente, que sabe canalizar todo ese sentimiento por una vía natural y con una emoción exquisita. A nivel técnico es imposible no dejarse invadir por la gran construcción audiovisual que han creado, haciendo de Madrid un personaje más y cuidando todo tipo de detalles. No obstante, a veces se deja llevar por el romanticismo, aunque no afecta notoriamente en el resultado global. Tan real como la vida misma, donde se demuestra que lo importante es expresarse.
Diego Da Costa

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