Iré donde tú vayas (J'irai où tu iras)


 

¡QUÉ DIFÍCIL ES VIVIR!

Un imprevisto (digamos) hará que Mina (Leila Bekhti), se vea en buen parte "obligada" a acompañar a su hermana Vali (Géraldine Nakache) a una audición a Paris. Ambas hermanas tienen caracteres muy diferentes y llevan más de un año sin verse.

Vali es soñadora, algo fantasiosa y poco dada a asumir responsabilidades; se deja mimar por su padre, Léon (Patrick Timsit) que la consiente y paga sus caprichos. Es entusiasta y bondadosa, por otra parte, y hace agradable la vida a los demás, lo que no evita que cierta gente la huya. En lo profesional pugna por seguir una carrera como cantante a pesar de que no la contratan más que para bodas y verbenas... Tiene puesta su ilusión en esa prueba donde elegirán coristas para la cantante Céline Dion.

Nina, en cambio, está apegada a su vida de terapeuta, donde se siente a gusto con ancianos con enfermedades neurológicas; es poco dada a las relaciones sociales, donde se suele comportar con cierta brusquedad, que ella cree franqueza. Su carácter parece asemejarla a la madre, ya fallecida hace tiempo, en contraste con el padre y Vali, que se parecen.

La película de Géraldine Nakache (actriz y directora del film), tras esta presentación, "embarca" a las dos hermanas en un viaje de Nantes a París, donde se celebrará la audición. Estamos pues ante un film en movimiento y ante una comedia de situaciones (en el argot cinéfilo).

Todo el acierto del guion y de la puesta en escena está ahí: en la exposición inicial de personalidades y en el juego que esas personalidades (diferentes y enfrentadas) vayan dando durante el viaje y la breve estancia en París. Tienes el "corazón cerrado" le espeta Vali a Mina en un momento de discusión. "Y tú no has asumido que nuestra madre murió hace años", le replica airada Mina. Estos diálogos duros, pero también chispeantes, van creando los personajes del film, y dándonos a conocer la parte más escondida de las dos hermanas. En realidad, cada una ha formado su personalidad como si fueran Don Quijote y Sancho, o el Dr. Jekyll y Mr. Hyde, como dos contrastes, reforzando sus diferencias hasta que ambas (una para la otra y viceversa), parezcan dos caricaturas de sí mismas.

El viaje, las peripecias de la audición, los contratiempos, no solo romperán el muro de cristal entre amabas, sino que las enfrentará a situaciones y problemas en común, que llegarán, en parte, a trastocar los roles que se habían ido creando en la vida y entre ellas. Hay una voluntad por parte de la directora de equilibrar la parte más dramática o melodramática con toques de humor: la figura del padre es ciertamente cómica y las situaciones que viven las dos hermanas con los participantes la audición también lo son: una banda fantástica de artistas náufragos que se “quieren” mucho (están diciéndolo constantemente), tal como ocurre en los concursos de “supervivencia” de la televisión. En una divertida sátira de actualidad, que no oculta comportamientos en verdad generosos y entregados. La directora lo equilibra muy bien.

Decir que las dos actrices están espléndidas es quedarse corto. Componen dos personajes complejos, como la vida, lleno de sutilezas y humanidad, que incluye los defectos y los errores. Ambas ya habían compartido elenco en “Todo brilla “(“Tout ce qui brille”) y en “Nous York”. Se nota ese entendimiento entre ambas en la perfección con que se dan réplica, sin estridencias, al detalle…

 La directora y actriz Géraldine Nakache, consigue realizar una comedia sobre las relaciones familiares y filiales certera y, a la vez, equilibrada entre el conflicto, la sátira social y cierto humorismo compresivo de las grandezas y miserias humanas.

El final de la película es un punto y seguido, no un punto y final. A buen entededor, pocas palabras.

©GonzaloyGracias

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