el tenedor
El otro día yo estaba
en la mesa de un convite
un tanto meditabundo
y otro tanto sorprendido
tratando de averiguar ,
no sin gran desconcierto,
el uso que yo debía
hacer de tanto cubierto
a la vez que me fijaba
que bien pintada lucía
y a mí que soy mal pintor
admirado me tenía,
cuando un “sabio” pancista
de los que en el poder abundan,
sin que yo le preguntara,
vino a ofrecerme consejo,
con voz grave y desgarbada
me dijo sin mucho tiento:
“creo que debes saber
que en esto del buen comer
si tu quieres disfrutar
tienes que saber pinchar
además de saber cortar,
y si te pones las botas,
sin pensar en los demás,
descalzo nunca andarás”.
Ante tal atrevimiento,
iracundo y cabreado,
cogí un palo llamativo
que desechado por gordo
alguien había abandonado
en un rincón de la estancia
donde fuimos convocados
y entrándoseme por la vista
se me vino hasta la mano
y corrimos y corrimos
los dos para el mismo lado,
él delante y yo detrás...
(que cada cual imagine
el posible resultado).
Estoy harto de consejos
de pancistas y pellejos
que quieren que yo me trague
esta cruda realidad
deprisa y sin masticar.
Impersonem
Comentarios
Publicar un comentario