Asesinato en el Comité Central



Lo reconozco: vi esta película... 
tras haber leído el libro hacía unos meses.

¿Condicionado por ello? Pues sinceramente, pienso que no. En realidad, ni me acordaba de quién era el malo. Con lo cual, realmente argumento y situación me eran casi novedosas.


Sí que recordaba que el libro Vázquez Montalbán había sustituido el nombre de Carrillo por Garrido (rima asonante, ya saben), y había colocado en la trama a un trasunto del temido comisario Conesa como Fonseca (más rima asonante); y así se recoge en la película.]


El caso es que empieza la función y... el secretario general del PCE (Garrido) se parece poco a Carrillo, aunque trata de hablar como el original (saliéndole una especie de imitación cutre), si bien luego no hay empacho alguno en mostrar fotos del auténtico Carrillo (no Garrido). Acabamos de comenzar y nos tememos lo peor...


Va avanzando la película y algún elemento agradable se hace presente: no me refiero a la discreta actuación de Patxi Andion o de Conrado San Martín, o a la música --poco conseguida--, sino a la sorprendente, por lo buena, interpretación de Victoria Abril y a la más que correcta de Miguel Rellán. Mención aparte merece Héctor Alterio, que en esta época seguía con sus serias dificultades para disimular el acento argentino.





Pero finalmente son más numerosas las carencias: el coche Zeta de la policía nacional (sin duda el mismo todo el rato, por las limitaciones de presupuesto), adelantando con su sirena una y otra vez al R-6 amarillo de doña Victoria; en las secuencias de calle que tanto agrada rodar a D. Vicente --y que hay que reconocer que pasado el tiempo resultan entrañables--, la gente NO CESA de mirar a la cámara; y los espías están ridículos (la actriz que encarna a la señora del KGB está para matarla). Pero la mención especial se la merece un hiperpasado de rosca José Vivó, encarnando a Fonseca-Conesa, al cual Aranda (por el motivo que sea) no dirige en absoluto (mejor no hablar del que hace de su ayudante; otro trasunto, por cierto, en este caso del policía Billy el Niño).



Y así va pasando con más pena que gloria una historia, que podía haber dado para más, pero a la que una dirección deficiente y una falta notoria de presupuesto hace que el producto final sea malo.
Una pena.
esteve

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