El tiempo de la felicidad ( 2 temporadas)

 


Hacía tiempo que no devoraba una serie de forma tan brutal, sin cansarme o agotarme de ella. De hecho, ¿dónde están los demás episodios? No puede haber sólo ocho, no sería justo, pero ciertamente sería lo ideal. ¡Hay segunda temporada!!!

 

‘El tiempo de la felicidad’ es esa serie fácil de ver, donde ningún personaje concreto te recuerda a ti mismo, pero si lo hace un compendio de todos. Para entenderla hay que remontarse hasta los 60 y 70, dejar atrás la tecnología puntera y ser capaz de ver pasar el tiempo de manera lenta, pero inexorable. Un pequeño pueblo costero de Stavanger es el emplazamiento elegido para transportarnos en el tiempo. La lluvia, los chubasqueros y las botas de agua nos traen a la mente, aun sin darnos cuenta, el olor a tierra mojada y al oro negro que cambiará las vidas de los protagonistas y quizá el curso de la Europa del Norte.

Toda la historia gira en torno al descubrimiento de petróleo y a la lucha de diversas compañías petrolíferas de todo el mundo por hacerse con la riqueza que esconde el Mar del Norte. La trama comienza con un joven americano, Jonathan, que es enviado para minimizar daños y conseguir que la petrolera para la que trabaja se retire de la que hasta la fecha parecía una infructuosa búsqueda. Una vez llegamos a Stavanger se unen a la historia Anna, Christian y Toril los jóvenes locales cuyas vidas se ven sacudidas por los eventos que en un enorme efecto dominó creará el emporio petrolero, el dinero, la avaricia y la supervivencia. Sus sueños pueden hacerse realidad en un tiempo de prosperidad y cambio, aunque los sueños no siempre se cumplen en el orden o con quien los habíamos pensado.

 

La fotografía y el montaje son tan buenos que te encuentras como en casa, ya sea en plena alta mar o en mitad de una granja en la que apenas se sobrevive. Porque, aunque aún no lo hayamos comentado, esta serie noruega es el sueño americano en tierras europeas. La serie engancha con sus personajes y su historia gracias a un guion brutal y unas interpretaciones de 10, pero lo que nos conquista verdaderamente es la suma de un mar frío, petróleo, cowboys, jóvenes idealistas y la lucha feroz entre capitalismo y comunismo en una zona económicamente deprimida.

 

Todos ellos ingredientes ideales para tener un éxito entre manos. De eso te darás cuenta cuando veas la serie, pero si hay algo que debes recordar, para disfrutarla aún más si cabe, es que tiene la mejor banda sonora del año. Cada canción está donde debe estar, aunque claro, es difícil no acertar cuando utilizas temas como ‘Proud Mary’ o ‘American Pie’.

 

Las intrahistorias de la historia es lo que siempre la hace tan interesante, abrumadora y atractiva. Lykkeland nos atrapa por sus carismáticos personajes, son reales y como hemos dicho algo hay nuestro en ellos.

 

Anna es una joven de familia humilde que ya sea por suerte, amor, esfuerzo o una mezcla de todo ello consigue avanzar socialmente. Toril por su parte es perseverante, resiliente, cariñosa y con unas ganas de vivir enormes. Christian es frágil, egoísta, ingenuo a la par que algo inconsciente. Jonathan, ese joven cowboy que cruza el charco, es considerado, paciente y atrevido, quizá ese americano idealizado que siempre nos han vendido.

 

Pero los personajes verdaderamente reales y profundos, esos que son fiel reflejo de una época son los padres de ellos. Cada familia representada abarca un estrato social, unos problemas y unas formas de solventarlos tan distintos como la vida misma. Egoísmo, humildad, traición y amor incondicional, son el idioma que todos ellos hablan y que sin duda rigen la historia que se nos presenta.

©Ygorla

 

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