The Dry ( Tiempos de sequía)
Los rascacielos de una gran ciudad (Melbourne), la habitación de un policía federal de Australia y el armario lleno de camisas limpias con que arranca el film pueden hacer presagiar un elegante thriller sobre federales. Sin embargo, este título pronto descubre una trama oscura repleta de elementos muy cuidados y pulidos.
Rápidamente, la ambientación cambia y la audiencia se
encuentra –casi percibiendo la sed– en un árido pueblo australiano con secretos
y demasiados rencores sobre la superficie. Robert Connolly logra plasmar en la
pantalla la esencia de un vecindario pequeño herido por traumas del pasado y
enfrentado contra sí mismo.
Ahí dentro, el cineasta coloca tácticamente varios
personajes interesantes y bien trabajados. Además, el elenco elegido para
interpretarlos es, sin duda, uno de los grandes aciertos de la producción, pues
sus actuaciones contenidas y tensas hacen creíbles todas las situaciones
retorcidas que componen el relato.
Años de sequía es una película prudente, de estrategia.
Conolly sabe perfectamente cuándo hacer un movimiento y cómo dosificar la información,
de manera que nada vaya a destiempo y todo se sincronice perfectamente para
distraer al espectador y, a continuación, provocar conmoción con giros
inteligentes. Pero lo mejor de esta cinta es que, aunque está llena de
sorpresas, no se suceden sin sentido, con el único objetivo de sobresaltar,
sino que siguen una coherencia lógica.
En definitiva, este largometraje narra una historia
criminal de modo controlado, generando intriga a fuego lento para enganchar al
público, hasta el punto de conseguir despistarlo. Aunque se va cimentando
tranquilamente, con seguridad, mantiene buen ritmo y cuenta con varios cambios
de dirección por los que merece la pena darle una oportunidad.
Hay diferentes opiniones al hecho de que un director
redacte su película. Este suceso suele ser un añadido de personalidad a la
obra. El proceso de escritura se termina materializando casi idénticamente,
como si el pensamiento del director se mostrase al público sin cambio alguno. A
pesar de que hay muchas excepciones porque el cine es un trabajo de equipos, el
resultado suelen ser un producto más íntimo y compacto.
Años de sequía es un ejemplo claro de esta cualidad. El
control que ejerce Robert Connolly es mayúsculo, nada parece desencajar en esta
cinta. Las actuaciones, la fotografía y el desarrollo de la trama se ajustan
perfectamente al ritmo pausado de la película. La consecuencia es un bloque que
refleja la personalidad del director más allá de la pantalla.
El inconveniente principal es que se necesita un tiempo
de visualización, es decir, para entrar en el juego se necesitan muchos minutos
frente a la pantalla, nada es inminente. El suspense va aumentando a medida que
avanza la historia, pero el comienzo es demasiado confuso para aquellos
espectadores que busquen evasión e inmediatez.
Años de sequía maneja notablemente el suspense después de
la primera mitad. Los personajes están bien construidos, tienen varias capas,
algunos no la muestras explícitamente, pero son más que evidentes. Falk,
protagonista interpretado por Eric Bana, es una persona que esconde un pasado
relacionado con un suceso atroz. Se muestra con una actitud neutra, por lo
tanto, está en duda su papel de héroe en la historia.
Robert Connolly es capaz de hacernos dudar de las
intenciones de nuestro guía y aplica esta fórmula al resto de personajes. La
mayor parte de Años de sequía la pasamos intentando deducir quien es el
villano, tarea también complicada por su gran número de personajes.
La atmosfera recreada es sería y cruda en Años de sequía.
La sequía que azota al pueblo donde sucede la historia se hace patente. Grandes
planos abiertos que muestran el terreno árido y agrietado enlazan a la
perfección con imágenes cerradas de rostros heridos. La confianza brilla por su
ausencia y se refuerza por la hostilidad de los habitantes. Hostilidad que
también refleja en entorno que rodea al pueblo que ha perdido la confianza de
que vuelva a llover.
Los flashbacks relejan un lugar totalmente rico en
vegetación. Los personajes pasaban su tiempo en una pequeña charca de agua. La atmósfera parece cambiar drásticamente con la tragedia que golpeó al pueblo y
al protagonista.
Aunque la trama de Años de sequía (The Dry) pueda parecer
palomitera a simple vista. La dirección y el manejo de la técnica se encargan
de dotar de carácter a la película.
El suspense no deja de estar presente, cualquier detalle puede ser un indicativo de pista y todo personaje culpable. Sin duda, un thriller genérico realizado de forma notable, por lo tanto, merece la pena.
© Ismael Arias
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