La Cita



Carmen sabía que él llegaría. Se habían citado a ciegas.
Ella se preocupaba por sus kilos de más, mientras comenzaba a temer que él la hubiera visto y ahora no quisiera acercarse.
Miguel miró su reloj: ella llevaba media hora de retraso. Sospechando que lo había dejado plantado, se levantó para irse.
En ese momento a Carmen se le cayó la hebilla con la que llevaba recogido el cabello.
Miguel, amablemente, la cogió del suelo y se la alcanzó.
A ninguno de los dos les importó que sus citas hubieran fracasado.
Allí mismo armaron una nueva cita.
Mientras, él pensaba cuánto le gustaban las rellenitas y ella se asombraba de lo bien que le quedaban a él los anteojos.

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