Secuestro



En la mejor tradición del Hitchcock más rebuscado y tramposo, "Secuestro" comienza de forma supuestamente sencilla y tensa en su justa medida para ir enredándose conforme avanza y atrapando al espectador en una tela de araña muy entretenida.


El guión se beneficia de la suspensión de incredulidad que se ha de predisponer a la hora de visionar este tipo de cintas, así como dar gracias a una campaña de marketing muy sugerente que de haber caído en otras manos hubiese desvelado buena parte de la sorpresa. Es una máquina de giros y sorpresas implacable. La película no engaña en ese aspecto: es una trampa hecha con gusto. Y cumple a las mil maravillas. El ritmo es bueno y mantenido, incluso cuando la mitad de la cinta ya desvela buena parte de sus cartas.
La dirección y la factura técnica de la cinta resultan solventes. La música es acertada y ayuda a vivir la atmósfera opresiva.


Las interpretaciones cumplen de sobras gracias al buen hacer de cada intérprete (destacando a Portillo y a Coronado, éste último con un buen papel, por encima de los demás). Aunque personalmente creo que los personajes brillan por su personalidad, más que por quien los interpreta. Son personajes acordes con la historia: sucios, tramposos, con cosas que ocultar y ases bajo la manga. No hay un personaje que realmente sea transparente o bueno al cien por cien. Es un acierto potente, que termina de asentar la calidad global de la película.

                                     

"Secuestro" es un thriller juguetón, con tramposas sorpresas montadas con acierto, de buen ritmo y alto nivel de disfrute. Sigue las normas del género y consigue adelantarse al espectador. No destacará por su credibilidad, pero si por ser un entretenimiento de hierro, que es lo que se propone desde su concepción y que consigue serlo sin despeinarse o perder a su audiencia.


La ley que convierte a las cadenas de televisión en productoras de cine ha sido una de las grandes medidas para potenciar la industria cinematográfica española y tanto Atresmedia como Mediaset han sabido convertir lo que para ellos era, en un principio, una carga en un magnifico complemento y en un toque de prestigio en su currículo. Gracias a esta fórmula de financiación hemos podido disfrutar de un cine con gran calidad y proyección internacional. TVE y el resto de televisiones cumplen también con ese imperativo legal de dedicar parte de su presupuesto a producir cine y consiguen también extraordinarias películas que, sin embargo, no cosechan el mismo resultado comercial que el que logran las operadoras privadas.


SECUESTRO es una producción de TVE con una gran calidad pero que está pasando bastante inadvertida por las carteleras con lo que no estará entre las películas más taquilleras del año a pesar de que si estuviese en manos de uno de los principales grupos de comunicación habría obtenido cuatro o cinco veces más de taquilla. A TVE le da igual el resultado comercial de sus operaciones porque viven del presupuesto público y de financiación de la que no tienen que responder.
Mar Targarona junto a un tremendo reparto encabezado por la extraordinaria Blanca Portillo nos ofrecen una trama creíble y honesta que te engancha y te mantiene en vilo hasta su desenlace. Hemos visto temáticas similares en películas y series extranjeras pero aquí han conseguido dotarla de cercanía y de empatía.


Merece un mejor resultado pero quedará como una muy buena y digna película española de género.
Lo primero que hay que decir cuando se sale de ver SECUESTRO es que es una película con ciertas dosis de "trampa" que el espectador sufre conforme va avanzando la cinta. La película siempre va un paso adelante, y no porque no sepamos por dónde van los tiros, sino porque se nos omite información importante. La primera es que el hijo de la abogada (Blanca Portillo) es sordo. Y de ahí en adelante todo lo que pasa es una sucesión de hechos que en cierta manera hacen que el espectador no sepan por dónde van los tiros.


¿Eso es bueno, o malo? Según se mire. Es positivo porque los giros de guión pueden sorprender, aunque es negativo porque el espectador puede pensar que si la película le hubiera dado los elementos para atar cabos quizás sabría por dónde iba la cosa. En todo caos, SECUESTRO es una película para matar el rato, sobre todo si no tenemos muchas expectativas. El reparto es bueno aunque quizás Blanca Portillo está demasiado contenida y poco creíble en ese papel de abogada prevaricadora, que sí le va bien, y de madre coraje, donde no acaba de cuajar.


José Coronado pasaba por ahí y también aparece en pantalla, aunque no tiene un papel tan interesante como el de Macarena Gómez y Andrés Herrera, sus personajes son las verdaderas víctimas de los tejemanejes de unos y otros. Antonio Dechent es el inspector que ha de navegar entre aguas turbulentas e intentar descubrir que es lo que sucede. Al igual que el espectador, siempre un paso por detrás de una trama que nos lleva de un lado hacia otro y a veces acaba por marearnos. Eso sí, las localizaciones son variadas e interesantes, las propias del cine americano, aunque tampoco se recrean demasiado.


Es una lástima porque está rodada, en parte, en Tarragona, que es preciosa pero de la que apenas se disfrutan buenos planos. Una pena que el espectador vaya de un lado a otro sin saber siquiera dónde se encuentra. Un continuo ir y venir con personajes que parecen ser lo que no son, y una especie de crítica social que se trata de manera muy abrupta y nos deja más bien fríos. La prevaricación y los tratos de favor entre jueces, abogados y políticos es un tema que se podría haber ahondado con algo más de fuerza. Se queda en el tintero como los personajes, que parecen encorsetados y de los que poco o nada sabemos, aunque tampoco nos interesa.


Y es que las mentiras tienen las patas muy cortas. Eso lo comprueba el espectador cuando asiste al chanchulleo entre unos y otros, los giros de guión y las persecuciones que se suceden. Las cosas nunca son lo que parecen y siempre pagan los mismos. Blanco y en botella. SECUESTRO pasa de puntillas sobre los temas más importantes y se centra en avanzar mientras abofetea al espectador con sus giros de guión, con una Blanca Portillo que, al igual que la policía, parece perseguir fantasmas.



La conclusión de SECUESTRO es interesante, aunque le falte fuerza, ya lastrada por algunas situaciones anteriores. Sin embargo, a veces de lo que se siembra se recoge, así que el espectador saldrá de la sala con cierta sensación de "nos han llevado por donde han querido". En general, es una película bien llevada, quizás algo lenta aunque nunca aburrida. Los realizadores españoles también saben hacer lo que los americanos, aunque en este caso igual le falte punch.

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