El intercambio


“El intercambio” supone la primera comedia en la carrera del polifacético realizador Ignacio Nacho y una adaptación de un texto del propio Nacho que el director Juan José Alfonso llevó a los escenarios madrileños, hace poco más de dos años. La premisa argumental es muy sencilla: una mujer le regala a su marido un intercambio de parejas por sus quince años de casados y lo que parecía ser una noche normal de experimentación se irá convirtiendo en una sucesión de escenas descabelladas, al descubrir que la pareja con la que habían quedado no es la que decía ser.


Durante todo el metraje llama la atención la clara influencia teatral. Los personajes están permanentemente en un piso, a excepción de la primera secuencia que sucede en un coche, acentuando así el aislamiento al que se tienen que someter. Desde que el matrimonio formado por Pepón Nieto y Natalia Roig entra por la puerta, todo pasa a ser fruto casi de una película de ciencia ficción. Porque para ver El intercambio uno debe aceptar un pacto implícito, en el que la realidad debe ser suspendida. Uno no debe ver la cinta en términos naturalistas, sino más bien desde una perspectiva surrealista.



Hoy en día, aunque es verdad que las opciones de entretenimiento y de ocio son muy amplias, muchas parejas están en peligro por el aburrimiento diario en sus vidas, y por eso buscan alternativas que no siempre funcionan.


La película empieza con una esplendía escena en la que la pareja va en su coche camino al destino de su cita, donde la actriz Natalia Rog nos ofrece grandes momentos con su desparpajo y espontaneidad. Dentro del elenco de actores destaca una gran presencia de actores andaluces ((a excepción de Hugo Silva y Rossy de Palma): Pepón Nieto, Natalia Roig, Mara Guil, Salva Reina y Paco Tous.


La cinta es en todo momento muy teatral, toda la acción transcurre en un sitio cerrado, el guion tiene momentos buenos, pero también es muy repetitivo y acaba cansando al espectador, pese al esfuerzo de todos los actores.


En mi opinión las situaciones están demasiado forzadas, existen muchas maneras de jugar con los límites de humor del espectador y la sátira más negra y retorcida, pero creo que en este caso el director no ha conseguido dar con la tecla.


La realización de Nacho al comienzo tiene un aspecto puramente funcional, pero con el paso de los minutos empieza a volverse onírica, alejándose así de las comedias tradicionales. La realidad y el sueño se confunden y la música extradiegética, que es recurrente en cada plano, lo envuelve todo como si de una noria se tratara. Una noria en la que los personajes están tremendamente estereotipados y los diálogos intentan huir de toda trascendencia, para sacar las máximas carcajadas en los espectadores.


Para ello no hay duda de que es necesario un buen reparto y en este sentido la cinta cuenta con un cuarteto protagonista experimentado. Pepón Nieto resulta creíble como marido patoso, Rossy de Palma controla el registro de mujer volcánica, capaz de todo, Hugo Silva está un poco histriónico en su papel de guapo con principios, aunque quizás el papel lo requería, y el mayor descubrimiento lo protagoniza Natalia Roig que se mete a la perfección en la piel de una mujer sometida a su marido, que no destaca por sus muchas luces.


Pero como todo en la vida la noria acaba parando. El juego del intercambio de parejas debe terminar, para que así el anodino matrimonio empiece a decidir lo que realmente quiere en su relación de pareja.
laura

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