Dolor y Gloria


Uno de los personajes más destacados en la cinta es el de Asier Etxeandia, que da vida a un actor con el que Salvador no se habla desde el estreno de su película varias décadas atrás. Una relación donde el perdón tiene mucha importancia y donde también surgen las enemistades en el sector de la cinematografía. Una estrella en caída libre y con problemas de adicción, al que el protagonista de La novia interpreta como si fuera real y que funciona como un coprotagonista brillante.






 Reconocidos cameos
Otras de las apariciones más esperadas en Dolor y Gloria son los de Rosalía, Susi Sánchez, Cecilia Roth, Raúl Arévalo o Julián López, entre otros. Parece que Almodóvar ha aprendido de la integración correcta y adecuada de estas apariciones, un hecho que en Los amantes pasajeros le pasaba factura.


Destacan dos jóvenes intérpretes que darán mucho que hablar. Uno de ellos es el pequeño que da vida a Almodóvar de niño: Asier Flores. Un jovencito cuya pasión por la vida y el amor a su madre traspasa la pantalla. Una regresión al pasado inmersiva. De la misma forma, el personaje de César Vicente, un albañil analfabeto, señala uno de los momentos más polémicos de la cinta y que sin duda es una delicia para los seguidores del realizador.



A esta posible polémica se le añade la del hombre casado, interpretado por el actor argentino Leonardo Sbaraglia, que supera su drogadicción y se reencuentra muchos años después con Salvador, el gran amor de su vida. Un hombre que sin duda sigue escondiendo sentimientos por el protagonista, a pesar de que ha rehecho su vida con diferentes mujeres y una familia.

 


 Dolor, Gloria y Deseo



La primera premisa que surge tras visionar la cinta es que en el título falta una palabra: deseo. El despertar del nacimiento sexual y sentimental, el deseo por los recuerdos perdidos, por lo que fue y por lo que puede ser, el deseo de superar los problemas… Un sentimiento que aparece repetido a lo largo de toda la cinta. Un anhelo expresado en la película que en ocasiones se presenta con metáforas cuidadas y elaboradas, que recuerdan a otras en las cintas de Almodóvar, como las de Hable con ella.

El dolor es mostrado a través de los propios achaques de la edad de Salvador, pero también de las heridas abiertas más allá de lo físico. La película presenta la contraposición de la alegre infancia y la infelicidad de una vida adulta. Señala una serie de cuentas pendientes que hacen que el protagonista no pueda continuar adelante y que tendrá que revertir. Un estancamiento personal que afecta en su vida profesional y acrecienta sus dolencias y sus adicciones. Esto lleva a una reconciliación consigo mismo del personaje, pero también del propio Almodóvar.

Pero no todo siempre es malo, Almodóvar también presenta la gloria. Ese estado en el que los homenajes, las paces con los trabajos antiguos y las personas del pasado están presentes. Pero esta gloria está algo envenenada, pues supone la perdida de la intimidad, con la consiguiente fama, las constantes preguntas y curiosidad del público, o la falta del entendimiento de qué es lo que sucede, que mucha veces se convierten en acciones incoherentes del protagonista y una personalidad complicada.




 La deliciosa técnica almodovariana

Es indudable que el estilo de Almodóvar es muy singular y diferenciado: personajes llenos de complejidades y secretos, encuadres y colorimetrías vivos, composiciones bellas pero naturales, el uso de metáforas visuales… El montaje de la cinta continúa en esta línea pero aporta mucho más. La estructura es distinta a la habitual a las que no tiene acostumbrados el manchego, debido a que los personajes aparecen y desaparecen de la nada. Un hecho que a priori puede resultar extraño pero que funciona a la perfección.

La historia de Dolor y Gloria se centra en todo momento en Salvador y presenta golpes de efecto, con cápsulas de narraciones relacionadas que se insertan en la película, pero funcionarían perfectamente de forma individual. Este es el caso de los monólogos o las animaciones. Después de la muerte de José Salcedo, montador de las películas de Almodóvar durante más de 20 años, la duda de lo que vendría era una incógnita. No obstante, la riqueza expresiva visual y narrativa sigue presente en la edición, con ese nexo de cortes entre el pasado y el presente.

No sólo la parte más visual y fotográfica de la cinta esta cuidada, sino que el nivel de sonoridad se trata con mucho cariño. La voz de Antonio Banderas evoca los recuerdos en todo momento en distintos planos, meciendo al espectador. De la misma forma repite en la creación de la banda sonora el compositor Alberto Iglesias, un habitual en el cine español y especialmente en el de Almodóvar, y que hace que la cinta se convierta en todo un ensamblaje perfecto.






 Conclusión

Probablemente nos encontramos ante una de las mejores cintas de la carrera de Pedro Almodóvar. El manchego se mueve como pez en el agua en el drama, contando esta historia con rasgos autobiográficos. Antonio Banderas da vida a un personaje a imagen y semejanza del realizador, con el recuerdo a su madre, interpretada por Penélope Cruz. Ambos con actuaciones sublimes y junto a la presencia de otras grandes actuaciones como la de Asier Etxeandia. Actores que se entremezclan con cameos profesionales y jóvenes artistas nuevos en una simbiosis perfecta.

El realizador continúa con su exitosa y singular visión del cine, aportando una mayor austeridad, pero como un gran narrador que nos lleva por un viaje emocional a través de un guion y un montaje excepcionales. Almodóvar cura de esta manera sus viejas heridas, donde el dolor y la gloria han estado muy presentes, pero también el deseo.

                                                                                                                              Miguel Angel Romero

Comentarios

Entradas populares de este blog

Haikus de Muerte

Pakt (El pacto)

Detachment >>> Indiferencia >>> El Profesor