Hogar


Llega un thriller que recupera la esencia del enemigo en casa y del acosador encubierto. De manos de Álex y David Pastor se escribe Hogar, un film que busca adentrar al espectador en el mundo de las obsesiones y de lo maquiavélico. Sin embargo, aunque parte de una idea general interesante, a lo largo del libreto se encuentran varias situaciones que podrían no llegar a tener una coherencia narrativa. Pese a su intención inicial, poco a poco se va dibujando un rompecabezas enturbiado, donde se resuelve de una manera que se excede en el oportunismo. Por lo cual, no apuesta por dar un recrudecimiento de lo enrevesado y llegar a la complejidad que ello provee. A causa de ello, da un resultado más cercano a series como «You« y no obtiene la calidad de largometrajes como «Elle» o «Quién te cantará«.



Aun así, cabe destacar que hay una exposición clara y sigue una estructura que, aunque predecible, es llevadera. Además, no cae en un vacío narrativo, aunque la manera de ejecutarse no sea la más óptima. Por otro lado, el planteamiento del personaje principal se hace desde un retrato que se extralimita en su carácter maniqueo. Asimismo, se extraña la crudeza y la falta de escrúpulos con coherencia creativa y narrativa. Aunque no se busque una profundidad o un conglomerado reflexivo en el trasfondo del personaje, sí que hubiera sido un acierto darle mayor fuerza a la meta que se esconde detrás de él. Lo mismo ocurre con el resto de personajes y giros de guion, en los que se formulan las personalidades y planes de actuación, pero no se desarrollan lo suficiente. Por lo cual, es una telaraña de acción desproporcionada y, a veces, descabellada.


Uno de los principales atractivos de Hogar es su elenco actoral. Javier Gutiérrez es el principal actor, dando vida a Javier. El actor tiene una calidad interpretativa excelente, además de un carisma ante la cámara que provoca un efecto magnético en el espectador. Además, dota de personalidad a su personaje, por lo que suple algunas de las flaquezas que se dan durante el guion. Por otra parte, aguanta perfectamente toda la carga dramática y es el pilar fundamental sobre el que se construye el resto de interpretaciones. Por lo cual, es innegable que el trabajo de Gutiérrez es todo un acierto y demuestra ser un perfecto protagonista antagónico, cubierto de suspense y tensión. Pese a ello, su brillantez se ve opacada al no tener una química en escena que le permita lucirse de forma cohesionada con el resto de sus compañeros.


En segundo lugar, vendido como otro de los grandes protagonistas de la cinta, Mario Casas se mete en la piel de Tomás. El gallego se mantiene en un plano energético más comedido, por lo que no termina de romper y no establece una emocionalidad escénica que cause empatía. Lo que provoca que se quede a medio gas y no pueda dar más de él. En consecuencia, da una actuación en la que falta pasión. Después, destacar el papel de Ruth Díaz y Bruna Cusí que, aunque se quedan en una presencia acotada, saben canalizar la fuerza de Gutiérrez y tienen una naturalidad en pantalla que deslumbra. Ambas saben cómo dar una actuación llena de vida con un toque orgánico, que todavía les dota de una cercanía ante el público que triunfa.


A nivel técnico no se puede negar la calidad de imagen de Hogar. Se puede ver perfectamente un buen despliegue, en especial en la dirección de fotografía. Por lo cual, es indudable que ha habido una estructura visual cuidada. Además, se percibe también este detalle con la elección de los colores, variando de unos tonos más oscuras ante una claridad que no lleva al público hacia una interpretación luminosa, sino ante un ambiente irónico del destino. Luego, la dirección artística sigue esa atmósfera sobre el poder. Aunque no termina de explotar el carácter de contrastes de la diferencia de realidades sociales, según el estatus económico, se sobreentiende por el guion, pero no se efectúa de la misma manera artísticamente. Por lo que, no termina de aprovecharse este recurso.


Por otro lado, el montaje es dinámico, sabe mantener una estructura coherente y permite, por lo menos, el entretenimiento en pantalla. No hay una ruptura del ritmo, por lo que no se atasca ni presenta signos de ralentizarse en el tiempo. Otro punto que no termina de utilizar en su totalidad es la banda sonora, aunque la ambientación sabe confrontar dicho problema con la creación de tensión con el conflicto. Los efectos sonoros hubieran permitido potenciar ese aspecto dramático. Por dicha razón, se aprecia el suspense, pero podría haber sobresalido el resultado si se hubiera impulsado más. A causa de este conglomerado técnico, se ofrece una imagen cuidada y con una calidad soberbia, pero no se arriesga a ir más allá artísticamente, dejando un resultado excesivamente metódico y estándar. Una oportunidad perdida para lucirse ante el espectador y dejarle impresionado.


Hogar comienza como un thriller prometedor que acaba perdiéndose en un plan de ejecución que no termina por encontrar su fin. El guion presenta diversas flaquezas que pasan factura en la manera que se expone y en el desarrollo de la historia. Por lo tanto, se puede ver una intencionalidad que cumple con el suspense, pero no con una construcción significativa y con matices.



  A nivel interpretativo, hay que destacar el papel de Javier Gutiérrez, que eleva el film y suple algunas faltas en la concepción de su personaje. Por otro lado, Bruna Cusí y Ruth Díaz son pura naturalidad. Mientras que a nivel técnico ofrece una visión cuidada y muy atractiva, no aprovecha ni arriesga en el sentido artístico. Una bienvenida a una casa con un ambiente enturbiado que entretiene, pero no convence.
Diego da Costa

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