Mammon





Peter es periodista del periódico más respetado de Noruega. Pero comete el mayor error de su vida cuando consigue apoderarse de la evidencia de un fraude financiero a partir de una fuente anónima. Y resulta que la evidencia apunta a su propio hermano. A pesar de la carga emocional y de que la investigación sufrirá interrupciones, Peter se resiste a abandonarla. Pero en la búsqueda de la fuente anónima, terminará descubriendo una identidad inesperada. Ha comenzado entonces una búsqueda de la verdad, que involucra a medios de comunicación y políticos de alto nivel, así como a la elite financiera. Cuánto más cerca se halla de la verdad, más peligroso se vuelve para Peter y la familia de su hermano.

El aumento de popularidad de las series negras escandinavas aprovechando el gran prestigio de algunos de sus productos de los que ya les hemos hablado en alguna ocasión, ha provocado una enorme curiosidad por todas las nuevas series que se realizan por esas frias tierras.


Pero como suele ocurrir en estos casos, se cuelan producciones de nivel medio o bajo que conforman la mayor parte de su  producción, destinada principalmente a su consumo interior. De esta última hornada de series, hoy les vamos a hablar de uno de sus productos mas recientes, la noruega Mammon, que como les vamos a explicar a continuación, se queda bastante lejos de joyas como Bron o Frobyddelsen, aunque nos la han intentado vender como la nueva joya del Norte.


La trama: Mammon es un término bíblico proveniente del arameo que significa literalmente abundancia o avaricia desmedida, y que intenta resumir las motivaciones de los enemigos a los que se debe enfrentar Peter Veras el periodista que protagoniza la miniserie.


Peter es un periodista de investigación que en el transcurso de la elaboración de un artículo de denuncia de una gran corporación noruega y de sus dirigentes, se ve envuelto en una conspiración criminal con multitud de delitos y asesinatos así como grandes implicaciones familiares, profesionales y policiales en la misma.


La serie se inicia con las complicaciones derivadas de intentar destapar el escándalo financiero y lo que parece un esquema clásico de periodista luchando por descubrir la verdad empieza a enmarañarse con la aparición de nuevas pistas y personajes, tanto del presente como del pasado del periodista como muestran los crípticos títulos de crédito de la serie.


El pobre periodista se ve cada vez más hundido en la miseria, a pesar de tener algunos amigos que intentan ayudarle, tanto en el periodico como en su familia, pero la conspiración le arrastra hacia su vórtice central del que le va a ser muy difícil escapar.


A pesar de que tenía grandes expectativas puestas en la misma y que en el primer episodio, más o menos se podían sostener, la cosa empezó a degenerar hasta el punto de costarme bastante, poder finalizarla.

El problema era la viscosidad y espesura de la trama, con muchos giros forzados y un tono general mustio y muy sombrío, que no ayudaba en absoluto a empatizar con el periodista, lastrado ademas por un actor principal, Jon Øigarden, blandengue y con muy poco carisma,que por lo menos en mi caso hacía que sus andanzas me dejaran más bien indiferente.
Simpatizar con el protagonista es una de las claves para conseguir la atención del público y en este sentido Mammon falla miserablemente y si a eso le añadimos una trama conspirativa que no se desarrolla fluidamente tenemos un problema grave.  La introducción de  elementos, personajes y complicaciones sin ton ni son,  han sido resueltos de forma bastante chapucera por parte de su directora Cecile Mosli, que ha demostrado tener un pulso narrativo digno de la mano de un aquejado de Parkinson.

El final de la miniserie es un compendio de todos los problemas de la misma, con una doble resolución, la esperada y más o menos lógica, y la final a la que añaden otra vuelta de tuerca con cierta relación con lo acaecido anteriormente, pero solo para provocar la sorpresa en el espectador, que ya está derrengado a estas alturas del partido.

Epilogo:

Mammon es una serie que solo recomendaría a los fanáticos del nordic noir escandinavo y aun así con reservas, porque ni de lejos se acerca a la etiqueta de la próxima joya nórdica con que la ha vendido  la promoción comercial de la misma. Esta publicidad, siempre atenta a aprovechar cualquier corriente favorable para vender el producto, ha conseguido hasta que fuera comprada para hacer un remake en los USA, que en este caso si lo hacen bien puede tener hasta su gracia.
LORENZO MEJINO

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