SICARIVS : La noche y el silencio.


La premisa con la que arranca Sicarivs es bastante discutible desde un punto de vista moral.
Porque cualquier asesino es despreciable y nada justifica nunca el asesinato, por mucho que se trate de humanizar al monstruo. Sin embargo, obviando ese detalle, estamos ante una muy buena película de género, y además española, cosa que se agradece, en vista del entristecido panorama de producciones patrias.


Las principales razones que hacen funcionar la conjunto son, desde mi punto de vista, básicamente dos: el esfuerzo literario con el que se ha construido la psicología del personaje (esa voz en off que desquiciará a más de uno y que deleitará a los amantes de la expresión verbal, a menudo tan alejada de un medio tan visual como el cine), y el tremendo buen hacer cinematográfico que hay detrás de la película, porque, sin ser perfecta, Sicarivs enmascara bajo un thriller una auténtica película de autor; es decir, una película que Javier Muñoz ha calculado al milímetro para hacer eso: SU película, tal y como él ha querido, bebiendo de fuentes muy variadas, sí, pero huyendo de clichés, vicios visuales comerciales y estructuras planas, o lo que podríamos llamar "cine de consumo".


El ritmo es preciso, enmarcado por una estética muy cercana al cine negro clásico estadounidense y repleto de recursos cinematográficos muy bien elegidos. Largos travellings (como aquel con el que arranca la película); juegos de sombras, con personajes grisáceos, a veces casi confundidos con el ambiente; luces tenues para definir entornos concretos de iluminación; planos largos para ubicar el espacio y las distancias entre personajes; esa cámara casi escondida, espiando a los protagonistas, e incluso algún momento de montaje visual vertiginoso, que, sin embargo, no desentonan con el ritmo pausado del resto, sino que lo acelera cuando el tempo narrativo lo requiere.


Javier no duda en detener la acción cuando así lo cree conveniente, en avanzar y contar ese detalle del futuro del personaje que otro director nos habría omitido, e incluso de intercalar toda la trama con ese larguísimo flashback de la conversación con el maestro, donde la combinación de primeros planos, travellings, gamas de grises, penumbras y humos de cigarrillo nos proporciona algunos de los momentos más bellos, en el aspecto visual, de la película, gracias a una magnífica labor de iluminación y fotografía, sin duda.


A valorar también, la claridad del guión, que deja fluir la historia con medida, de forma que el espectador pueda seguir perfectamente los pasos del protagonista.


Y que se entienda lo que dice todo el mundo en todo momento es, ciertamente, un hito en nuestro cine.
Bravo por el técnico de sonido.


A destacar también la labor de todo el reparto, sobre todo Clavijo, que ha sabido dotar de personalidad y credibilidad a un personaje nada fácil.


Hay quizás, en pequeños detalles situacionales del guión, ciertos resbalones, algún hecho que no termina de explicarse o algunas reacciones de los personajes algo discutibles, pero el conjunto funciona extremadamente bien... hasta la conclusión, que deja un regusto algo amargo, tal vez por la fragilidad de la revelación final, pero que, aun así, no desmerece en absoluto el resto. Gran primera obra de un magnífico autor que, sobre todo, y se nota en la película, ama mucho el cine; y los
 espectadores que también lo amamos se lo agradecemos de corazón.


logan

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