The Virtues





                                Enfrentándose al pasado

Shane Meadows lo ha vuelto a hacer. Ha vuelto a confiar en el actor prodigio, Stephen Graham, que nos regala una actuación fuera de serie (tal vez una de las mejores en toda su carrera). Shane nos trae una desgarradora historia, como ya hiciera en This is England o Dead Man's Shoes, con el drama como hilo conductor. El mismo nervio, el mismo sentimiento de transmitir y contar algo verdaderamente oscuro a través de vidas reconocibles, de personajes más humanos que nadie, imperfectos y en ocasiones rotos y llenos de culpa.



The Virtues es un viaje personal de Joe, el protagonista, hacia una revelación, hacia un entendimiento vital; que es descubrir de dónde viene tanto odio, tanta culpa y miedo, hasta saber el punto exacto en el que su vida se fue al traste. Es encararse con los orígenes de los traumas que lleva una vida ocultando y tapando con excesos, tristeza y hastío vital. En la actualidad está absolutamente perdido, sumando todavía más sucesos desafortunados a sus espaldas, hasta que decide ir a Irlanda. El primer episodio es bastante críptico en ocasiones, incluso llegando a parecer lento; sensación que desaparece al completar la serie. Sólo encajando todas las piezas entenderemos bien por qué algunos tramos son así, tan íntimos, con tantos planos a la nada. A veces no son necesarias las palabras viendo esta obra, puesto que en las caras de sus protagonistas está escrito todo.






Stephen Graham es el alma, pero comparte igualmente una brutal actuación con el resto del reparto, que no se queda atrás; personajes que terminan por importarnos tanto como él. Cada cosa que vamos descubriendo del pasado de Joe es una mezcla agridulce entre intriga y tristeza; querremos saber qué le pasó pero a la vez no, puesto que ya sabemos lo que hay (hubo) al final del camino. Meadows consigue captar totalmente nuestra atención, usando un recurso que me encanta, que es mostrar personajes naturales, con diálogos y pausas que cualquier persona haría. Muestra reuniones familiares reales, con todos los defectos habidos y por haber, con una naturalidad pasmosa. Ese "costumbrismo" tan característico lo veremos también en The Virtues. Esas charlas alrededor de una mesa o en el sofá. Los momentos más reflexivos donde los personajes se limitan a estar sin estar. No hay actuación que parezca forzada, este hombre sólo sabe rodearse de los mejores actores y actrices.




La crudeza, naturalidad e intensidad de The Virtues son sus puntos fuertes. No podremos dejar de verla. Engancha, hace pensar y nos deja empatizar al 100% con sus protagonistas. Muy pocas series nos dan esto. Creo sinceramente que es una de las mejores cosas que ha sacado adelante Shane Meadows, estoy gratamente sorprendido y satisfecho. Disfrutadla muchísimo.


En el tercer episodio la serie parece perder el foco, creo que se desvía y hace poco interesante la trama, no avanzando lo esperado y perdiéndose en algunos aspectos que considero secundarios. Hasta cierto punto es comprensible, ya que pretende mostrar cómo puede ir reconstruyéndose el presente y amoldándose. Sin embargo, creo que la mayoría del episodio no hace que el núcleo argumental continúe, que es lo verdaderamente interesante y que le da significado a The Virtues


Por suerte, el cuarto y último episodio borra de un plumazo todas las dudas que se generan, dándonos un final magistral y un desarrollo infartante durante la aproximada hora y cuarto que dura. Es en sí mismo como otra película de Shane Meadows. Magistral. No podré olvidar ese episodio de mi mente. Los últimos 15 minutos de la serie justifican todo el viaje. Merece la pena haber visto esto. Me siento afortunado.
                                                                                                                                             Frank Friki

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