El pueblo





  
Contubernio, la productora de Alberto y Laura Caballero, era hasta ahora conocida por un éxito: el de Aquí no hay quien viva/La que se avecina. Sin embargo, para poder crecer como empresa, tenían que diversificarse. Eso les dijo Paolo Vasile, consejero delegado de Mediaset España: una productora con futuro no puede depender de un sólo proyecto. Así que desarrollaron El pueblo, una comedia que primero pasará por Amazon Prime Video, que la estrenó el 14 de mayo, antes de verse en Telecinco, ya el año que viene.



Esta emisión exclusiva en primera ventana en la plataforma de streaming responde a una convivencia entre las cadenas en abierto y estos proveedores de contenido que, según Manuel Villanueva, director general de contenido de Mediaset, es una manera de adaptarse a los cambios que está viviendo el sector audiovisual español. Y El pueblo, además, responde a una observación de la realidad del momento, y cómo se ha ido poniendo más atención en los problemas de la “España vaciada”.
 

“Hay una España rural que se está muriendo, pero que está dentro de nosotros”, afirma Alberto Caballero, creador de la serie junto con Julián Sastre y Nando Abad. Querían unir la crisis de unos urbanitas que creen que si se van en medio de ninguna parte se encontrarán de nuevo a sí mismos, y la realidad cotidiana de los habitantes de un pueblo que han visto cómo sus casas iban quedándose abandonadas y el propio pueblo se moría poco a poco. De esa mezcla llega la comedia porque Caballero explica que lo que les interesa es mostrar “el conflicto cultural de invasores e invadidos que se necesitan mutuamente”.



El camino de El pueblo hasta su estreno ha sido un poco más largo de lo habitual. Alberto Caballero, Julián Sastre y Nando Abad, sus creadores, rodaron la primera temporada hace algo más de un año, en un pueblo abandonado real de la provincia de Soria, y la idea es que no tardara demasiado en verse en Telecinco. Sin embargo, la espera se ha ido dilatando hasta que un acuerdo de Mediaset con Amazon ha llevado a que vaya a ser Prime Video quien tenga primero los ocho capítulos que componen esta tanda de la comedia.
El pueblo es bastante fiel a la esencia de los responsables de La que se avecina y, antes, Aquí no hay quien viva. Es una serie coral de personajes en un principio muy arquetípicos, con algunos que se toman muy en serio toda la situación y otros que sólo quieren salir corriendo de allí, aunque no puedan. Pero su tono es más relajado; sus creadores afirman que no es tanto una farsa como las otras dos comedias, y tienen razón.



La historia arranca con dos hippies totalmente en su mundo que buscan un pueblo abandonado en la que montar una ecoaldea. Encuentran uno que se ajusta perfectamente a su idea y ponen un anuncio buscando habitantes dispuestos a vivir y trabajar como una cooperativa asamblearia y autogestionada. La única pega es que dicho pueblo no está abandonado; cuando esa pareja lo visita, sus cinco habitantes están en misa. Con razón no se encuentran a nadie por la calle.





Cuando quienes, en teoría, llegan para repoblar Peñafría se dan de bruces con el alcalde y con un vecino que todo lo arregla apuntando con su escopeta a todo el mundo, empiezan los equívocos y el humor. El choque cultural es siempre una buena fuente de comedia, aunque en el primer episodio funcione mejor todo lo concerniente a los habitantes originales del pueblo que las vicisitudes de los urbanitas adaptándose a su nuevo hogar.




 La adolescente (que va engañada) quejándose de que no tiene cobertura; el pijo que deja atrás su vida sin pensar de verdad en lo que eso implica; el constructor caído en desgracia por una trama de corrupción que cree que podrá avasallar otra vez con lo que se le ponga por delante; la gente que de verdad no tiene ya nada que perder y para la que Peñafría es una segunda oportunidad, o la única oportunidad que les queda… Hay conflictos interesantes ahí, pero en el arranque son los problemas más cotidianos de los aldeanos los que ganan la partida (y ese alcalde optimista que parece sacado de Bienvenido, Mr. Marshall).
La condescendencia de unos y la inocencia, por decirlo de algún modo, de los otros impulsa los conflictos y los chistes, y entre los personajes los hay más anclados en la parodia (como los hippies o el constructor y su mujer) y otros que ya empiezan a dejar ver algo de su humanidad. Veremos si, más adelante, todos van ganando más matices y, con ello, la comedia crece.




Lo que sí se aprecia es un ritmo ligeramente diferente. La serie “El pueblo” está rodada prácticamente al completo en esa localización natural de Soria, y aunque vemos planos de situación muy típicos de las sitcom (los clásicos que te enseñan el exterior del lugar donde transcurre la acción), el primer episodio es más tranquilo de lo habitual en ese género. Hay muchos personajes para que todos tengan un cierto arco en un único capítulo, pero a algunos se les deja respirar un poco más.


Amazon ha puesto a disposición de sus clientes la temporada completa (cuyos capítulos duran 70 minutos), concebida para ser emitida originalmente por una televisión en abierto. Es una evolución ligera de sus creadores hacia algo un poco distinto, pero sin dejar de lado del todo los elementos que convirtieron en exitosas a sus dos series anteriores (que en realidad son una “digievolucionada”).


Sin embargo, las tintas no van a cargarse tanto como en La que se avecina. “Es una serie agradable, tiene un toque tierno (…). No es exactamente una farsa, es una serie más filosófica sobre gente con problemas”, señala su cocreador. La descripción de El pueblo la redondea Arantxa Écija, responsable de ficción de Mediaset, al decir que “es una comedia con mayúsculas”.


La ficticia localidad de Peñafría, donde se ambienta la historia, es en realidad Valdelavilla, en las tierras altas de Soria, y los responsables de la serie reconocen que les costó bastante encontrar el lugar que pudiera acoger el rodaje durante cuatro meses y medio, en los que actores y equipo vivieron directamente allí. Entre los intérpretes encontramos desde nombres muy conocidos, como Santi Millán, Ingrid Rubio, Carlos Areces o Ruth Díaz, a otros rostros menos vistos que apuntan a ser de las grandes revelaciones de la comedia, como Ángel Jodrá o Empar Ferrer.
                                                                                                                                             Marina Such

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