Mary me mata
Cuando se estrenó UnREAL y se convirtió en la revelación del verano de 2015, una de las cosas que más sorprendió es que su canal original fuera Lifetime, un canal que siempre ha tenido un público objetivo femenino, pero que no se caracterizaba precisamente por ofrecerle buenas producciones.
Una de las mayores virtudes de aquella primera temporada de UnREAL era el retrato de dos protagonistas complejas que navegaban un mar moralmente muy turbio. Aquella serie conoció tiempos mejores, pero Lifetime (canal de emisión en Estados Unidos, la serie es de Global TV) ha conseguido recuperar ese espíritu con el personaje interpretado por Caroline Dhavernas en Mary me mata (Mary Kills People en la versión original).
Movistar nos trae a España bajo demanda las tres temporadas de esta serie canadiense creada por Tara Armstrong, y lo hace en una buena época porque, de cara al verano, estas series tienen más oportunidad de llamar la atención del público. ¿Y por qué debería llamar la vuestra? Eso es lo que intentaremos resumir en este artículo. Lo primero, por favor, que no os espante el título en español (¿quién es esa primera persona que habla?) porque sabemos que suena un poco a ¡Ja me maaten…!
De qué va
En un muy buen primer episodio se nos revelan todas las relaciones y dinámicas del día a día de Mary de forma totalmente orgánica y sin recurrir a la exposición: vemos que es una buena doctora de urgencias; en el ámbito personal, nos enteramos de que es divorciada y que tiene dos hijas y que en su actividad clandestina tiene un socio, una aliada en el hospital y un método de trabajo.
Mary Harris trabaja como doctora en urgencias de un hospital y en su tiempo libre ayuda a personas con enfermedades terminales, que así lo desean, a ponerle fin a sus vidas. Mary está haciendo realidad el deseo de esas personas de morir con dignidad, pero la eutanasia es ilegal; proporciona el suicidio asistido de forma clandestina, lo hace a cambio de una suma de dinero y con drogas que consigue en el mercado negro: el camino de la antiheroína tiene todas las piezas en el tablero.
Es serializada y está bien dirigida
La primera temporada está dirigida por Holly Dale, una directora con más de 200 horas de televisión a sus espaldas, que sabe sacar el partido de los paisajes canadienses en verano, que domina la puesta en escena y es muy consciente del poder casi místico de la mirada de su protagonista.
Sabe jugar con el tono
El peso del drama personal de muchos de los casos no puede ser aligerado siempre con dosis de humor, pero en esas ocasiones se sirve de la parte emocional para conseguir escenas conmovedoras. Como también tenemos una trama policial, un traficante de drogas y la tensión que provoca esconder secretos, la acción está garantizada; es una serie entretenida.
Tiene buenos personajes
No son arquetipos, la serie tiene un trazo muy fino para dibujarlos de forma tridimensional con las primeras pinceladas. Todos los que aparecen en el primer episodio juegan un papel relevante en la trama de la temporada y se presta atención especial a las relaciones que existen entre ellos y cómo se van complicando conforme avanzan los episodios; no son relegados como instrumentos de la acción, tienen vida propia. Lo consigue también con Jess, la hija de Mary (Abigail Winter), y su amiga Naomi (Katie Douglas), los personajes adolescentes de la serie, que tendrán un desarrollo muy interesante.
“Creo que deberíamos estar en control de nuestra vida
y nuestra muerte. Eso es la libertad”.
La verdadera estrella es Caroline Dhavernas (Wonderfalls, Hannibal). Si la habéis visto en sus anteriores trabajos sabéis que tiene un magnetismo especial, y aquí tiene la oportunidad de brillar en todo su esplendor, con un personaje inteligente, intrigante y muy complicado que se mueve de forma grácil en el espectro de dualidades que marcan su vida. El estribillo de Bitch, de Meredith Brooker, parece escrito por Mary Harrys.
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