V

El hongo comestible Ustilago maydis, parásito del maíz


Fue tras una noche en la ópera, tequileando entre amigos.
Más tarde llegaría descubrir el cuitlacoche; bien dijo L. que podrían pasar perfectamente otros 40 años sin probarlo.
Confesar que mi primera impresión fue la de ser un repelente; claro que yo soy tan voluble que tengo no menos de cinco primeras impresiones distintas, y mi naturaleza caprichosa tiende por tanto a quedarse con la que más conviene a las circunstancias.
Renombrar las calles de Brooklyn y Sintra con acento chilango y hacer un repaso por todos y cada uno de los estados de la república visitados, mientras M. nos cuenta entre sonrisas que fue un navajazo, no más; cortesía de tres viejas que la atracaron.
Es lo que tienen los reencuentros, supongo...

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