Alias Grace



La novelista canadiense Margaret Atwood sigue de actualidad. Tras la exitosa adaptación de The handmaid`s tale, llega una nueva adaptación de otra de sus novelas.


Grace Marks es una adolescente canadiense de 16 años, condenada por haber matado junto a James McDermott, al hombre para el que trabajaban, Thomas Kinnear y al ama de llaves de este, Nancy Montgomery. Condenada a treinta años de prisión, es exhibida como curiosidad por las clases altas de Toronto, que la hacen trabajar como doncella para presumir ante sus visitas. Un psiquiatra, el doctor Simon Jordan, empieza a entrevistarla porque siente curiosidad por saber si Grace es inocente y es una víctima más de una sociedad profundamente machista y patriarcal.


De los seis episodios que cuenta, en formato miniserie, los dividiría en dos partes bastante diferenciadas. En los cuatro primeros, Grace le cuenta al doctor Jordan su vida. Su llegada a las colonias desde Gran Bretaña, su madre muerta, un padre alcohólico y que abusaba de ella, cuatro hijos pequeños que debía cuidar. Hasta ahí Margaret hace un alegato de las dificultades de ser mujer en el siglo XIX, de sobrevivir a una sociedad tan machista. La serie no está mal, pero cuando de verdad gana, en los dos últimos capítulos, que pasan de ser una descripción del papel de la mujer del siglo XIX a ser un thriller, cuando empieza a apostar por cierta ambigüedad sobre la inocencia o culpabilidad de Grace. ¿Se dejó arrastrar a los crímenes por el otro criado por miedo ser otra víctima suya si no le seguía el juego o era ella quien manipulaba los acontecimientos?



Con todo esto, habrá quien piense que es otra serie feminista al uso que se suma al carro de la denuncia, pero la serie no es discursiva, deja que los personajes hablen por si mismos y lo hace de manera hipnótica. Grace es un personaje muy complejo, en el que se van a ir adivinando varias capas de personalidad. Al principio puede chocar que una joven analfabeta tenga tal grado de imaginación y de cultura propia, pero es sólo su capacidad de supervivencia ante lo que ha vivido y que la serie va a ir contando. En esta ocasión ni siquiera sobra el rollo química amorosa que se establece entre Grace y Jordan, porque sirve para mostrarnos  la clase de mujer que la sociedad ha convertido a Grace.


Mencionar un poquito el contexto histórico de la serie, ambientada en 1843, unos años después de la Rebelión de los Patriotas, que acabó ahogada en sangre y que aplazó la independencia del Canadá. El resultado de esta rebelión, a parte del triundo de las clases más pudientes sobre los más desfavorecidos, fue la decisión de fundir la parte francófona, el actual Québec, con la parte anglosajona, dando prioridad al idioma y a la cultura de esta última. Aquí está el origen del deseo de parte de los habitantes de la provincia Québec por separarse del resto de provincias canadienses y formar su propio país.


Muy bien por los actores, sobretodo por Sarah Gadon  con su mirada mitad ingenuidad mitad malevolencia. Un papel que parece hecho para que brille, al contrario que su protagonismo en aquella insulsa y tramposa miniserie 22-11-63 sobre viajes en el tiempo a la fecha del asesinato de Kennedy. Al personaje del ama de llaves asesinada lo interpreta Anna Paquin, quizá en su mejor papel tras el final de True blood.


Spoiler. Aunque el final no dice claramente que Grace, con su apariencia de mosquita muerta, es una femme fatale, las pistas apuntan en esa dirección. Sobretodo porque el personaje que la hipnotiza en el último capítulo, es el charlatán que en un capítulo anterior le pidió su mano en matrimonio. En realidad, todos los hombres están enamorados de Grace, que ha conseguido que sientan lástima por su pasado y su presente. Grace es fría, incapaz de querer a nadie y en cierto modos todos los hombres lo saben, pero no pueden librarse de su hechizo. Basta ver como el joven que testificó contra ella en el juicio, se arrepiente y quiere casarse con Grace tras cumplir esta su condena. De todos modos Margaret Atwood, se ve que cogió cariño al personaje y la redime. Grace es así porque no quiere terminar como Mary, su amiga, seducida, embarazada y abandonada a su suerte por el hijo de su anterior ama, o como Nancy Montgomery, embarazada por Kinnear y aterrada porque Kinnear la abandone por la joven y apuesta Grace. Inocente o culpable, Grace es fuerte y su apariencia frágil es la tapadera que oculta una fortaleza mental, una costra de prevención contra los hombres, fruto de sus experiencias, que la impide enamorarse de ninguno de ellos. Fin spoiler.












No está a la altura de The Handmaid`s tale, especialmente porque aquella cuenta temas más de actualidad que Alias Grace, enfocada a retratar la sociedad del siglo XIX, pero si te gustó aquella, te gustará esta. Mucho más que una serie para mujeres y que revela el talento de Margaret Atwood como novelista, una escritora que en España es poco conocida. Aunque no es una serie hecha por Netflix, sí que es ella quien la distribuye a nivel internacional.


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