Turks & Caicos






Es esta la segunda en una serie de tres espléndidos films de David Hare que conforman la Worricher Trilogy...
No lo sabía cuando hice la entusiasta crítica de Page eight que es la primera de la serie que finaliza (¡qué pena!!  queremos más) con Salting the Battlefield.
 

Es verdad que, cada una de ellas, pueden verse en forma independiente pero lo cierto es que quedan muchos hilos sueltos al verlas de ese modo. Y definitivamente la última, sin las dos primeras, resulta con muchos agujeros de comprensión, aunque no imposible.
Es un muy interesante thriller que muestra el triste fin de una época. La de la ética entre espías.
Esta segunda entrega en la magnífica isla Turks & Caicos, nos descubre a un Johnny Worricher (espléndido Billy Nighy) en plan playero, pero siempre encantador y elegante, tan british como siempre... Al igual que en la primera entrega, donde Gambon y Nighy eran un equipo único, en ésta, la conexión estalla en la pantalla y nos gusta. BBC ha hecho muy buenos fichajes y ha convertido esta historia en una aventura de la que queremos más. De momento tendremos una historia más para calmar nuestros nervios y seguir disfrutando con las aventuras de Johnny Worricker en pleno exilio de las garras del gobierno británico.

 Fascinante Nighy

Es difícil no caer atrapado en los movimientos y la interpretación de tan inusual actor. Hipnótico como una cobra, silencioso y de andares peculiares como la Pantera Rosa, dicen algunos, y a fé que es cierto. Porque la trilogía de Johnny Worricker, de la cual Turks y Caicos es su segunda entrega, es un film de espías tranquilos, sosegados, sin las persecuciones y el vértigo de los filmes de Bourne, siendo un espionaje "cassolà" (casero) como se dice en Cataluña y posiblemente más real, con corrupciones, algún asesinato y una buena pieza que cobrar, nada más y nada menos que un torvo Primer Ministro.
Elegance es ver trabajar al prota, Bill Nighy, impasible y sereno pese a los hechos que le van aconteciendo, sin perder un ápice de esa impostada burguesía británica.
Elegance es ver al gran Mr. Walken, que borda cualquier papel en el que se meta.
Elegance es, en sí, Helena Bonham Carter. Aquí además trajeada, oyes.
Buena película. Tranquila, pero nunca lenta. Sin acción, pero siempre pasa algo.
Deja buen "poso" tras verla.


Al estilo de las novelas de Le Carré, con una historia plagada de buenos y complejos personajes, aderezado por grandísimos actores, sin embargo, es la magnética figura de Nighy, la que capta la atención del espectador. Cuando aparece devora la escena, como ya hizo en la primera entrega. El es el filme y los demás meros cameos. Tiene un algo carismático, esa manera de sujetar el cigarrillo, ese saber estar, esa manera de vestir... hace años que no veía esa arrebatadora personalidad, desde los años del gran Humphrey Bogart. Porque él es la reencarnación fílmica y británica del gran astro estadounidense.


La trama merece que se respete y no es mi intención desvelarla.
Sólo agregaré mi admiración por un trabajo muy bien hecho. Espléndidas Bonham Carter y Winona Ryder... Por fin la vemos en un personaje donde pueda mostrarse.
Mención aparte el trabajo, siempre impecable y aquí en plan culturoso light, de Christopher
Recomiendo calurosamente esta serie inglesa. No se la pierdan
Aliciux

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