Loca por la vida (Une vie démente)

 

 Los treintañeros Alex (Jean Le Peltier) y Noémie (Lucie Debay) desean tener un hijo, pero sus planes se ven alterados cuando Suzanne (Jo Deseure), la madre de Alex, empieza a cometer errores de juicio garrafales, debido a que ha desarrollado una "demencia semántica", una enfermedad neurodegenerativa que afecta a su comportamiento. Gasta sin freno, hace visitas nocturnas a sus vecinos para hacer tostadas y se fabrica un carnet de conducir falso con tijeras y pegamento... Suzanne la madre se transforma en Suzanne la niña ingobernable.

En torno a esta paradoja se desarrolla la historia de Alex, Suzanne y Noémie: ¿es realmente el momento adecuado para tener un hijo cuando tu madre parece volver a la infancia? Justo cuando se preparan para dar a luz una nueva vida, la de Suzanne parece escapársele de las manos. Y, sin embargo, ésta nunca ha parecido tan viva. Abrumado y decidido a hacer que las cosas funcionen, Alex se responsabilizará por completo de su madre enferma, cuya independencia disminuye ante sus ojos.

Está claro que la enfermedad aísla a quien la padece, pero tiene un efecto similar en el entorno del paciente. En última instancia, es la perspectiva sobria pero cariñosa de Noémie la que permite a Alex aceptar la enfermedad de su madre y la locura que la acompaña en lugar de luchar contra ella. Porque, curiosamente, al igual que la alienación mental de Suzanne la libera, liberándola de toda inhibición, su hijo también debe aprender a deshacerse de su autoconciencia. ¿Qué nos dice exactamente esta enfermedad sobre nuestras vidas cómodamente sencillas y perfectamente centradas, cuando todo está dicho y hecho?

Al abordar este tema, los realizadores han optado por un enfoque de afirmación de la vida. Gracias a su particular método de trabajo, a la sorprendente puesta en escena de la película y a su delicado y conmovedor equilibrio entre el humor y la emoción, consiguen, sin rehuir nunca la gravedad de la situación, abordar un tema pesado con imaginación y ligereza, encontrando una inteligente solución a la rica ecuación que permite el cine: un fondo trágico multiplicado por una forma cómica es igual a emoción.

El método particular empleado por Sirot y Balboni consiste en comenzar con lo que ellos llaman "oportunidades" (actores/actrices con los que quieren trabajar, lugares en los que quieren rodar), desarrollando su historia sobre la marcha. El guion se escribe a lo largo de numerosos ensayos, poco a poco. Los actores/actrices, sus cuerpos y sus personalidades, pero también el decorado, contribuyen a la historia, que evoluciona como un organismo compuesto por todas estas partes, desde el momento de su concepción.

En este caso, la economía de medios se ve superada por una creatividad formal inteligente y significativa, demostrada por las escenas en las que la pareja y Suzanne se enfrentan al mundo exterior, que fueron filmadas en un solo estudio. El proceso de desarrollo de la historia en estrecha colaboración con los actores confiere a la película una sorprendente sensación de verdad y da la impresión de que todos estamos, en última instancia, locos por la vida.

© Aurore Engelen

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